Un famoso neuropsicológico recomienda un “spray antimonstruos” para los niños con miedo: explica cómo hacerlo

El miedo a los monstruos es una de las emociones más comunes en la infancia. Muchos niños, especialmente entre los tres y los siete años, imaginan que criaturas extrañas se esconden bajo la cama, dentro del armario o detrás de las cortinas cuando cae la noche. Y aunque para los adultos estos temores puedan parecer irracionales, para los pequeños son completamente reales y pueden causarles angustia y dificultad para dormir.

Este miedo suele estar relacionado con la imaginación en pleno desarrollo. A esa edad, los niños comienzan a diferenciar entre lo real y lo fantástico, pero aún no logran hacerlo del todo. Las sombras, los ruidos o incluso una historia escuchada antes de dormir pueden transformarse en “pruebas” de que un monstruo ronda su habitación.

El papel de los adultos es fundamental. Burlarse o minimizar el miedo no ayuda; al contrario, puede aumentar la inseguridad del niño. Lo más recomendable es escucharlo, acompañarlo y ofrecerle seguridad. Algunos padres usan estrategias como revisar juntos el cuarto para “asegurarse de que no hay monstruos” o dejar una luz tenue encendida durante la noche.

La recomendación de Álvaro Bilbao

Con el tiempo, la mayoría de los niños superan este temor. Comprender que los monstruos solo existen en la imaginación les enseña a distinguir la fantasía de la realidad, y fortalece su confianza para enfrentar nuevos desafíos emocionales. Sin embargo, para esta primera etapa, el neuropsicólogo y divulgador Álvaro Bilbao tiene una divertida solución: el espray antimonstruos.

Lo mejor de este método es que no hay que comprarlo en ningún sitio. Basta con rellenar con agua un pequeño pulverizador y ponerle una bonita etiqueta de “espray antimonstruos” que incluso se puede descargar de las redes sociales de este divulgador. “Este espray les encanta a los niños que tienen miedo a la oscuridad”, explica.

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“Simplemente llena un frasco con agua y pega una pegatina bonita. Puedes añadirle unas gotas de aceite de lavanda, que le ayudará a relajar su sistema nervioso. Rocía su habitación cuando tenga miedo o antes de apagar la luz. No me malinterpretes, ellos saben que es solo un juego, pero si tienen menos de ocho años todavía están en esa fase en la que el juego, la fantasía y la realidad se mezclan. Por eso les asustan los monstruos y por eso funciona. En parte, porque creen en la magia, y en parte, porque saben que papá y mamá están a su lado y les quieren ayudar. Este gesto les va a hacer sentir que les escuchas y que les comprendes y que vas a hacer todo por protegerlos en el momento en el que más vulnerables se sienten”, añade.

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