Un arzobispo ortodoxo enseña lo que tiene en casa y es digno de verse
Serafín, creador de contenido, ha compartido un vídeo en TikTok en el que muestra la gran colección de peluches que posee en su hogar.


Cuando se piensa en un arzobispo ortodoxo, es fácil imaginar una vida austera, rodeada de solemnidad y símbolos religiosos. Sin embargo, la realidad puede llegar a ser sorprendente. Así lo ha demostrado un arzobispo que, rompiendo con varios estereotipos, ha compartido en redes el interior de su casa.
Serafín, creador de contenido, ha publicado un breve vídeo en el que muestra su “humilde o normal casa”, la cual es de alquiler: “No vivo en un palacio”, reconoce, para posteriormente abrir la puerta y entrar en su hogar: “Como bien veis, mis detallitos, mis cositas personales, ese detalle fue una señora que le ayudé a que entrara fija en un trabajo”, explica, mientras muestra en cámara de qué se trata: una planta de peluche.
@arzobisposerafin Así vive un Arzobispo Ortodoxo ☦️ #humildad #housetour #casas #interiorismo #cristiano #jesus #religion #curiosidades
♬ sonido original - Monseñor Serafín Ortodoxo
“Este es mi dormitorio, mis peluches… Este se llama Zeus, este se llama Solidario, Cariño, este se llama Pinpón, Hormiga, ese se llama Keaton, Don Gato… Cada uno tiene su nombre y cada uno me lo ha regalado una persona que he ayudado en la vida, siempre y nunca esperando nada a cambio”, asegura, afirmando que siempre “ha estado al lado de los demás”.
A continuación, el creador de contenido muestra sus tres duendes: “Fui a una feria medieval de Córdoba. Una señora, si la atendía en la propia feria… Al cabo de un mes y medio recibí un regalo, y esos son”, revela, para concluir asegurando que “con las palabras también sanamos”.
Los peluches han causado sensación
El vídeo, que en apenas unos días acumula cerca de cien mil reproducciones, tres mil ‘me gustas’ y más de cien comentarios, ha atraído a cientos de usuarios que han hecho referencia a todos los peluches que posee el arzobispo ortodoxo, con opiniones muy contrarias entre sí.
“Qué miedo para los niños”, “Los peluches me dejan loco”, “Qué ternura los peluches” o “¿No os ha dado muy mal rollo?” son solo algunos de los muchos comentarios que se pueden leer en la publicación.
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