Virales

Enseña cómo era un contrato de maestra en 1923 y menos mal que hemos avanzado

‘Laurimathteacher’, la profesora más viral de TikTok, ha contado cuáles eran las cláusulas que tenían en ese año: “me hubiese tenido que dedicar a otra cosa”.

Aula para estudiantes ubicada en el Colegio La Felicidad, de Bogotá

Tan solo unas semanas después de comprometerse con su novio durante el descanso de un partido del UCAM Murcia de baloncesto, la profesora más viral de TIkTok, ‘Laurimathteacher’, ha compartido en su cuenta de la citada red social un vídeo remontándose al pasado. Más concretamente hasta 1923 utilizando como pretexto el contrato de una profesora en esos años de reinado de Alfonso XIII.

“Vamos a ver si yo podría haber sido profesora en esa época”, adelantaba Laura antes de ponerse a leer las cláusulas del contrato. “Queda automáticamente anulado y sin efecto si la maestra se casa”, dispone el primer apartado, dando ya a entender lo que se esperaba de una profesora de la época.

@laurimathteacher

Me hubiese tenido que dedicar a otra cosa👩🏼‍🏫✌🏼

♬ sonido original - ➗LauriMathTeacher➗

Las maestras de 1923 tampoco podían “andar en compañía de hombres” y estaban obligadas a estar en sus casas entre las ocho de la tarde y las seis de la mañana con la única excepción de “atender a una función escolar”. Sorprendentemente, otra de las restricciones era la de pasearse por las heladerías del centro de la ciudad.

Una ciudad que, por cierto, tampoco podían abandonar “bajo ningún concepto sin el permiso del presidente del Consejo de delegados”. Otras actividades prohibidas eran fumar, beber cerveza, vino o whisky, viajar en coche con hombres que no fueran su hermano o su padre, pintarse los labios, maquillarse o teñirse el pelo.

En lo que respecta al vestuario, no hace falta ni mencionar que estaba todo bastante regulado. “No podían vestir ropa de colores brillantes, debían usar al menos dos enaguas y no podían usar vestidos que quedaran a más de cinco centímetros por encima de los tobillos”, prosiguió la murciana.

Además de todas estas cosas y de ejercer su profesión de enseñar, las maestras también tenían designadas funciones de limpieza. “Había que barrer el suelo al menos una vez al día, fregar con agua caliente una vez por semana, limpiar la pizarra una vez al día y encender el fuego a las 7 para que cuando llegaran los alumnos a las 8 el aula estuviera calentita”, zanjó.

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