El impresionante cambio físico de Koldo Royo en ‘Supervivientes’: “No parece el mismo”
El chef se despide de Honduras tras 57 días con un emotivo adiós, la piel mucho más morena y habiendo adelgazado de manera notoria.


El sol caribeño tiene un trato especial reservado para los Cayos Cochinos. Este paradisíaco rincón hondureño, destino de un tiempo a esta parte de los participantes de Supervivientes, se tatúa en la piel de cada concursante, que, tras su paso por el reality, regresa a España con un tono tostado en todo el cuerpo. A esto se suma la actividad física y la escasez de comida, factores que influyen sobremanera en el cambio físico que todo aquel que se sube al avión del programa de Telecinco.
Ha sido todavía más destacado el caso de Koldo Royo. El chef de 66 años se ha convertido en todo un ejemplo para aquellos que deja en la ínsula: su predisposición a realizar todas las pruebas, su actitud y sus ganas de superarse han marcado profundamente a sus compañeros de edición, que ahora deberán aplicar lo aprendido sin la presencia del cocinero.
Su metamorfosis insular
Royo, que pidió al resto de participantes que le nominasen para irse, ha puesto punto y final a su etapa en el programa tras 57 días. Se despide como llegó: con una sonrisa de oreja a oreja. Y lo hace, además, luciendo un cambio físico notorio.
El chef ha adelgazado de manera notable durante su paso por el concurso, mostrándose, además, mucho más moreno. En la caja de comentarios de la publicación que tanto él como la organización de Supervivientes han compartido se han amontonado mensajes que señalan lo impactante de esta metamorfosis. “Ha adelgazado por lo menos 20 kilos”, dice uno, a lo que otro añade que, directamente, “no parece el mismo”. De una forma u otra, ni la sonrisa del cocinero ni el tono de los comentarios dejan caer una mala opinión; al revés: el propio Royo parece encantado.
Un emotivo adiós
El adiós del chef ha sido un jarro de agua fría bajo el sol abrasador. “Estoy muy agradecido con la gente que me ha apoyado ahora que he estado mal, y que me han dejado salir por la puerta de enfrente, dejando a aquellos que tienen más salud que yo”, decía antes de marchar, confesando que esperaba “haber motivado a gente de mi edad que ha pasado por una enfermedad para hacerles saber que hay que seguir adelante”.
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Royo se va sin enemigos. “Me he encontrado gente que no me habría cruzado nunca en el camino, por edad o por otras historias. Me llevo amistad, comer unas grandes cenas...”, reflexiona, dejando claro que agua pasada no mueve molino: “Y si alguna vez hemos discutido por algo, es porque somos cabezotas, pero es un juego y venimos a jugar”.
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