Silvia Severino, psicóloga: “Las personas que lloran no muestran debilidad, es fortaleza psicológica”
La experta en psicología apunta que el llanto ayuda a procesar emociones complejas y libera el estrés acumulado. “Es muestra de buena regulación”.


Durante mucho tiempo, la sociedad ha asociado el llanto con la debilidad. Frases como “no llores”, “sé fuerte” o “aguántate” han reforzado la idea de que expresar emociones, especialmente a través del llanto, es una señal de fragilidad. Sin embargo, la psicología moderna y la experiencia humana demuestran todo lo contrario: llorar es una manifestación de fortaleza, autoconocimiento y regulación emocional.
Así lo sostiene también la psicóloga Silvia Severino en uno de sus vídeos divulgativos en redes sociales, donde defiende que las personas que lloran por cosas pequeñas no son débiles, sino lo completamente opuesto: “Llorar no es debilidad, es fortaleza psicológica”.
“Aunque muchos creen que es un signo de debilidad, la ciencia dice lo contrario. Llorar ayuda a procesar emociones complejas y libera estrés acumulado. Es una muestra de buena regulación, inteligencia emocional y conexión real con tus sentimientos. Además, quienes lloran con frecuencia suelen ser más resilientes y se adaptan mejor al cambio”, añade.
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Respuesta natural
Llorar es una respuesta natural del cuerpo ante emociones intensas como la tristeza, la alegría, el alivio o incluso la frustración. No es un acto irracional ni descontrolado, sino un mecanismo biológico que ayuda a liberar tensión emocional. Cuando una persona llora, su sistema nervioso comienza a regularse, disminuyendo el estrés y favoreciendo un estado de mayor calma. En este sentido, el llanto no desestabiliza: equilibra.
Desde el punto de vista de la inteligencia emocional, el llanto es una herramienta de autorregulación. Quienes se permiten llorar suelen tener una mayor capacidad para identificar sus emociones, comprenderlas y procesarlas de forma saludable. Reprimir constantemente el llanto, por el contrario, puede generar acumulación de estrés, ansiedad o incluso problemas psicosomáticos.
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También es importante destacar el valor social del llanto. Llorar puede generar conexión, empatía y apoyo. Cuando alguien expresa su vulnerabilidad, abre la puerta a relaciones más auténticas y profundas. Lejos de ser un signo de incapacidad, el llanto comunica confianza y humanidad, recordándonos que no estamos solos en nuestras emociones.
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