Pedro Marcos, médico, sobre los remedios de toda la vida contra los resfriados: “No hay mucha bibliografía científica sólida”
Con la llegada del frío, se intensifica la ola de contagios de gripe y catarros, y son muchos que recurren a los consejos de amigos y familiares.
Con la llegada del frío y el aumento de contagios típicos del invierno, los resfriados vuelven a formar parte de la vida cotidiana. Y, como cada año, reaparecen también los remedios caseros tradicionales: infusiones, vahos, miel, caldos calientes, descanso… Todos ellos forman parte del imaginario popular sobre cómo aliviar los síntomas. Pero surge una pregunta inevitable: ¿realmente funcionan?
Lo primero que hay que dejar claro es que el resfriado común está causado por virus, y el organismo necesita tiempo para combatirlo. Ningún remedio casero —ni siquiera los medicamentos de libre venta— lo elimina de forma instantánea. Así lo confirma Pedro Marcos, director asistencial del CHUAC de A Coruña: “No hay mucha bibliografía científica sólida al respecto”, revela al portal El Español.
Y apuesto por la prevención y el cuidado diario: “El sistema inmunitario es reflejo de cómo está el cuerpo. No hay mejor forma de protegerse a nivel interno para luchar contra los virus que una nutrición adecuada y hacer un adecuado ejercicio físico”.
Qué funciona de verdad
Lo cierto es que los remedios caseros no son soluciones milagrosas, pero tampoco son inútiles. Bien utilizados, pueden acompañar el proceso natural de recuperación, aliviar molestias y ofrecer una sensación de cuidado que también forma parte del bienestar emocional.
La miel suele ser uno de los primeros recursos que se mencionan. Puede ayudar a calmar la irritación de la garganta y suavizar la tos, sobre todo la nocturna. No es un tratamiento antiviral, pero sí puede resultar reconfortante. Asimismo, las infusiones de jengibre, manzanilla, menta o simplemente agua caliente con limón no curan el resfriado, pero pueden mantener la hidratación y ayudar a relajar el cuerpo y favorecer el descanso, que sí es clave para la recuperación.
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Y es que este es, probablemente, el remedio más eficaz. Dormir lo suficiente cuando se está malo, reducir el estrés y mantener actividades ligeras ayudan al sistema inmunitario a trabajar de forma más eficiente.
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