Salud

Jorge García, médico: “El estresor del frío genera un pico de dopamina que puede alegrarnos los días tristes del invierno”

El pediatra y divulgador ha instado a través de redes sociales a buscar la variabilidad térmica y escapar del sedentarismo térmico que, a la larga, es peor para el organismo.

Jorge García, médico: “El estresor del frío genera un pico de dopamina que puede alegrarnos los días tristes del invierno”
Sergio Murillo
Nació en Santa Marta de Tormes en 2001 y creció entre Guadalajara y Badajoz. Amante de la literatura, estudió Periodismo en la URJC. Se estrenó como jefe de Cultura en El Generacional. Ha sido corresponsal para El Estilo Libre y conductor de informativos en Cadena COPE. Entró en Diario AS en 2023 como redactor en Actualidad.
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Es natural que cuando el frío llame a la puerta uno decida echar el pestillo: el temblor inconsciente cuando refresca es, quizá, uno de los gestos que más repite el ser humano. Ahora bien, debe saber el lector que, si bien tiene que resguardarse de las bajas temperaturas para evitar males mayores, una pequeña dosis de estas, lejos de ser mala, reportará beneficios al organismo. Así lo apunta Jorge García, médico pediatra y creador de contenido que, en un reciente vídeo, ha roto con una leyenda urbana ampliamente extendida en esta época del año.

“Uno de los beneficios de exponerse al frío de la mañana es que es un estresor térmico”, adelanta a sus más de 350.000 seguidores, insistiendo en que “el frío hace que tengamos un pico de cortisol matutino en la curva plana que tenemos en invierno tanto por falta de luz como por el sedentarismo térmico de estar siempre a 20 grados”. Esto último, en concreto, lo rechaza profundamente. De hecho, incita a su comunidad a ir al trabajo “sin abrigo de vez en cuando” para observar de primera mano los beneficios.

“Necesitamos variabilidad térmica”

No es una deducción espontánea, sino que se sustenta en un razonamiento científico. “El estresor del frío genera un pico de dopamina que puede alegrarnos los días tristes de invierno”, relata, a lo que añade que, por si fuera poco, “también el frío ayuda a producir esa grasa parda, ese tejido adiposo que genera calor y que ayuda también a perder peso”. Este tipo de grasa está muy presente en los recién nacidos y son el motivo por el cual no tiemblan: “Y eso lo perdemos con la edad por ese sedentarismo térmico en el que vivimos hoy en día”.

De ahí su insistencia. “Necesitamos variabilidad térmica, así como lumínica. Esa variabilidad térmica es el estrés del cortisol matutino, que activa el simpático y luego cuando entramos en el interior, el parasimpático, que tiene mucha más fuerza”, redunda, culminando su explicación con varias órdenes que dirige a su comunidad: “Sal fuera, exponte al frío, exponte a la luz natural, sal de ese sedentarismo térmico y lumínico que temeos en invierno. Tu salud y tu alegría aumentarán”.

En la caja de comentarios han aplaudido su explicación, señalando muchos usuarios que “vivir en una jaula constante de 21 ºC atrofia nuestro sistema inmune y apaga nuestras mitocondrias”. Otro ha confesado que, muy probablemente, hará oídos sordos a sus palabras: “¡Todos con gripe en 3, 2, 1...!“.

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