Olga Kurylenko, de chica Bond a soñar con ser ama de casa
“Ahora quiero ser ama de casa. No es muy glamuroso, pero estoy haciendo el camino inverso a mis amigas”, explica la actriz en una entrevista.
“Ahora quiero ser ama de casa. No es muy glamuroso, pero estoy haciendo el camino inverso a mis amigas. Cuando éramos jóvenes, solo pensaban en casarse y tener una familia, mientras que yo quería una carrera, y ahora, ellas quieren trabajar y yo, quedarme en casa”. Con estas palabras a El Mundo, Olga Kurylenko, quien entre series y películas tiene en la actualidad una decena de proyectos en cartera, afirma que quiere dar un cambio a su vida.
Eso sí, tiene clara su profesión y ahí no hay espacio para modificar el camino por el momento, pero sí ideas de por dónde transitaría este si lo hiciese. “Si quisiera dedicarme a algo diferente a la actuación, optaría por la medicina, la terapia o la psicología. Me fascina la mente humana, sobre todo, la gente que descarrila, que se obsesiona o pierde la razón. Me veo trabajando de tú a tú con otras personas”.
Además, la que fuera chica Bond en Quantum of Solace, es también una apasionada de la literatura, y señala cuál es su referente: “Simone de Beauvoir. La descubrí cuando empecé a aprender francés, porque quería perfeccionar el idioma. Me leí Memorias de una joven formal. Después, El segundo sexo. Luego, La vejez… Se convirtió en mi ídolo. Tuvo un enorme impacto en mí. Quería ser su amiga, convertirme en ella… Sé que es bizarro, mucha gente leerá esto y dirá, pero ¿qué está diciendo? Pero sus palabras se corresponden con mi visión del mundo. Sus pensamientos, creencias y sentimientos son similares a los míos”.
Su vida en Francia
A este referente del feminismo lo conoció cuando llegó a Francia desde su Ucrania natal, una etapa que marcó su vida y la define como un “momento de supervivencia”. “Mi pensamiento en aquel tiempo fue que no iba a regresar a mi país de ninguna manera. Trabajaba y trabajaba”.
“Como el resto de mis amigas, recibí ofertas de matrimonio, lo que es una opción, pero mi obsesión era ser independiente. Quizás es algo que aprendí de mi madre, a la que siempre vi salir adelante por sí misma. Así que me identifico con esos orígenes humildes”, agrega.
Y, con toda la fama a sus espaldas, y lejos de esos apuros iniciales, reflexiona sobre la sociedad actual: “Cuando empecé mi carrera no existían las redes sociales. Ahora ha cambiado todo mucho. Vivimos en la cultura del selfie, todo es apariencia. Se nos ha ido de las manos. Y me resulta triste, porque siento la impresión de que cuanto más nos obsesionamos con el aspecto físico, más perdemos la sustancia. Parece que el éxito se basa en poner morritos frente a la cámara y conseguir un millón de seguidores. Es todo muy superficial. A nadie le importa qué lees o qué te gusta”.