“Cuando Maldita Vecindad nació elegir hacer rock era ir en contra de todo”
Para Roco Pachukote, el líder del grupo que devolvió el rock a la cultural popular en México, la música está más cerca de la medicina que del espectáculo. Y así son sus conciertos. Más para celebrar 40 años de carretera. Tocan en el Vive Latino en Zaragoza.


Maldita Vecindad regresa a España, con una actuación, este sábado en el Festival Vive Latino, el más grande de música y cultura iberoamericana, que se celebra en Zaragoza con el grupo mexicano en letra negrita y destacada en su cartel. No es para menos. Son 40 años de carretera e historia sobre los que Roco Pachukote (Ciudad de México, 1967) charla con AS en una conversación llena de color y matices que supone un largo recorrido por la memoria y la sanación que solo puede darse a través de la cultura y la música. Es un placer escucharle, conversar con él, en largas respuestas llenas de lucidez y verdades aceradas.
Vuelven a España, al Vive Latino.
Estamos cumpliendo 40 años como banda y también se cumple otro gran aniversario, el de una gran gira que hicimos por Europa, en 1992, la de Pata de Perro, que estuvimos casi un año. Empezamos tocando en foros muy pequeños y acabamos en Glastonbury y todos los grandes festivales. Así que será como un retorno a ese momento tan especial que vivimos y que fue algo muy histórico.
¿Por qué?
Porque sacamos ese disco, El Circo, que fue nuestro segundo, y se editó en todo Latinoamérica, Estados Unidos y 16 países en Europa y por eso hicimos esa famosísima gira, la primera que una banda mexicana hacía de esa magnitud. Y ahora estamos regresando en nuestro 40 aniversario y volviendo a tender el puente de la memoria y reunirnos con toda la gente de por allá.
Qué bonito eso: “Tender el tiempo de la memoria”.
Sí, porque estamos en un tiempo, un mundo que cada vez está más amnésico y estar tendiendo puentes hacia de dónde venimos, entender de dónde, para sacar qué hacemos aquí y poder imaginar un futuro más luminoso, brillante y pacífico para todos... En ese sentido es por lo que hablamos mucho de la memoria. En México y en todo el mundo está este retorno, cada país está volviendo a reelaborar su historia porque ya la oficial se está cayendo a pedazos por todos lados y ahorita es necesario es volver a crear nuestra historia pero desde nosotros, los pueblos, la gente.
¿Qué conciertos han preparado? ¿Muchas sorpresas?
La gran sorpresa es que regresemos a tocar allá, festejando nuestros 40 años, y lo que llevamos es un súper recorrido por toda nuestra historia musical. Prácticamente nosotros comentamos mucho que frente a esa situación, la de unas sociedades profundamente enfermas en las que vivimos, sociedades enfermas de depresión, soledad, consumismo, y en la pandemia nos dimos cuenta del gran valor que tienen la música y la cultura. ¿Qué hubiéramos hecho en ésta sin música, sin libros? Creo que también fue una gran lección. Una de las grandes medicinas es la cultura y por eso para nosotros cada uno de nuestros conciertos es memoria, identidad, es celebración. Nosotros hacemos música para vivir. Es fundamental. Unión, encuentro, catarsis. Para nosotros no son conciertos, son grandes celebraciones de paz y de baile. Es una forma muy enriquecedora para todos. Y para nosotros es muy importante. Y eso es lo que vamos a compartir. La música es la única actividad que nos ha salvado la vida y la compartimos desde ahí, agradecerla, enriqueciéndola de cosas bonitas.
Si hay algo característico de México son las vecindades. ¿Cómo surge el nombre de la banda?
Otro buen viaje a la memoria. Nos vamos a 1985 (ríe). Ese fue el año en que comenzamos a tocar. Ya habíamos a principio de los 80, pero te cuento el contexto, porque éste lo consideramos el punto de partida. En los 80 en México estaba totalmente prohibido el rock. Estigmatizado por completo, censurado, satanizado... Oficialmente el estado, el Gobierno, tenía prohibido realizar conciertos de rock.
¿Y por qué?
Esto pasó porque en 1971, en México, se convocó a un gran concierto. Y México estaba en llamas en ese tiempo. En 1968 había sido la gran represión a los estudiantes, la masacre, y en 1971 se convoca y, contra toda gran expectativa, llegan más de 100.000 chavos a ese concierto. Lógicamente, al verse ahí, los chavos empiezan a hablar cosas contra el Gobierno y se censura y ahí es cuando éste prohíbe el rock, en el festival Avandaro, que fue histórico. Tienes que ver las portadas de los periódicos, te mueres de la risa. “Encuentro de degenerados”. Y a partir de ahí hay una prohibición total y esa represión total a los jóvenes. El serlo ya era motivo de que te agarrara la Policía en la calle, pero, aparte, si tenías el pelo largo o te veían un poco rockero, era mucho mayor motivo. Te agarraban, te quitaban el dinero, te rapaban el pelo... Y en ese contexto es en el que nosotros crecemos. Desde 1981 a 1985 todo el poco rock que se hace en México es subterráneo. Estaba en conciertos improvisados en la periferia, clandestinos... Entonces, en 1985 pasa algo que vuelve a sacudir toda nuestra ciudad y país: el terremoto. En ese momento, así como se cayeron los edificios, también se cayó toda la credibilidad del estado mexicano. La gente quedamos sin ningún tipo de ayuda, el Gobierno queda rebasado, la ciudad en ruinas, sin agua, sin luz. Y surge un espíritu impresionante que es un nivel de solidaridad y apoyo mutuo. Entre vecinos. Desconocidos. Y así fue como del terremoto surgió un movimiento social y civil impresionante en Ciudad de México, de tal magnitud. ¿Y cómo surge Maldita? Pues en un momento de tanta represión, elegir hacer rock era una elección de vida. Ahora ya ni lo podemos entender porque el rock es una música como otra cualquiera pero entonces tú elegías esa cultura y era ir en contra de todo. Tu familia, amigos, la Policía.
Y ustedes lo eligieron.
Pero no nos gustaba el de las generaciones anteriores.
“40 años después somos absolutamente lo que siempre soñamos: música popular mexicana. Sonamos en todas las fiestas de los 15 años...”
Maldita Vecindad
¿Y de dónde le había llegado a usted el rock, si estaba prohibido?
De mis hermanos. Estaba censurado pero había música, literatura y mucha manera subterránea y clandestina de llegar a esa información. Y mi hermano fue el que me introdujo. Pero tampoco me gustaba el que se hacía. Porque, por ejemplo, en Avandaro, la mayoría de los grupos cantaban en inglés, y eran una copia directa de los géneros que se hacían en Inglaterra y Estados Unidos y, para mí, me latía. Pero ya no ese. A mí me tocó el corazón el punk y su filosofía de: “Hazlo tú mismo, sal a las calles”. Pero yo quería una música que, así como me gustaba el punk, también lo hacían Los Pachucos, ¿no? Toda la cultura de calle, de barrio, de las vecindades en México. Me gustaba la cumbia, la música norteña..., y yo decía: “Puta, debe de existir una música que tenga toda nuestra fuerza popular, pero también la energía del punk”. Y como no existía pues...
“Hazla tú mismo”.
Exactamente. Nos pusimos a inventarla. Esa música. Nos metimos en una bodega nada más que con la necesidad de hacerla. No había posibilidad de tocarla, de conciertos, de foros. Pero cuando sucede el terremoto comienzan las Asociaciones de Damnificados. La Ciudad de México llena de campamentos en las calles de todos los que se le habían caído sus casas. Y frente a eso en los barrios en los que nosotros vivíamos fue donde más daño hubo y estas organizaciones civiles empezaron a decir: “Puta, necesitamos llevar alegría, cultura, a los campamentos”. Y empezaron a invitar a grupos de teatro, de performance, a que fueran a dar gratuitamente su música o arte. Y ahí fue donde nos invitaron a nosotros y empezamos a tocar. Y nos dimos cuenta de que a la gente le gustaba nuestro ruido. Los chavos decían: “Pues suenan como The Clash”. Y los señores más grandes: “No, suenan a Pérez Prado” (ríe). Cada quien escuchaba la referencia musical de su época porque nosotros teníamos como en una licuadora, en nuestra música, mezclado todo eso. Y nuestro aspecto era como el punk con macaras (carcajea). Y ahí nos dimos cuenta de que a la gente le gustaba nuestra música, conectaba. Y a partir de ahí ya no dejamos de tocar. En 1986 vuelve a levantarse el movimiento estudiantil. El primero tras la matanza de 1968 y en este participamos nosotros también, estábamos algunos en la Universidad. E imagínate: por fin teníamos nuestra música, la que nos habíamos inventad, y por fin, nos habíamos levantado otra vez, después de la represión, salir a las calles. Y la primera manifestación al Zócalo, que fuimos 500.000 personas, nosotros lo hicimos subidos a un camión en el que subimos el equipo y nos integramos a la marcha, tocando nuestra música, arriba del camión. Y eso fue histórico... Y a partir de ahí, todo nuestro camino como músicos fue de la mano con los movimientos sociales. Y ahí seguimos. Y 40 años después de que empezara Maldita Vecindad hay géneros que hablan de violencia mil veces más fuerte, de todo, vivimos en un mundo totalmente distinto. Digital, interconectado, la web. Todo es distinto, pero Maldita Vecindad 40 años después somos absolutamente lo que siempre soñamos: música popular mexicana. Sonamos en todas las fiestas de los 15 años. Estamos hasta en los libros oficiales de texto. Esto te lo cuento porque, híjole, ahora en todas estas cultural digitales, en las que parece que todo está hecho, es importante contarlas porque, en serio, la cultura puede transformar la sociedad, y mediante ésta y los valores, podemos cambiar nuestras ciudades. Ese fuego debe seguir prendido en nuestros corazones.
Cuando sacan el disco de El Circo, todo lo que vino, 800.000 copias, tocar con gente como Bob Dylan, Radioheat... El convertirse en esos grandes referentes de la música en México, ¿cómo lo vivieron ustedes desde dentro?
La verdad no. Estábamos tan sorprendidos como tú (ríe). O como cualquiera. Estábamos muy asombrados pero con toda la energía. Porque la verdad, en esa época, ni siquiera eran giras: nosotros las llamábamos expediciones (ríe). De plano no era la gira del grupo de rock. Las primeras veces que fuimos a EE UU, a Europa, algo increíble. Estábamos en los trenes, nosotros, nada más la banda y dos amigos de staff, con diez minutos para bajar todas las cosas. Que lo hacíamos en fila. Po-po-po-po. Bajábamos todo, pum, vamos.
Porque tenían ustedes que hacerlo todo.
Sí, la primera parte de la gira fue de puro centro social, en foros de okupas... No estábamos conscientes pero teníamos la certeza de que eso era lo que teníamos que hacer.
Y cómo ha cambiado la música en estos 40 años. Por ejemplo, en España el reggaeton era un género inexistente y ahora lo llena todo...
Definitivamente estamos ahora en un momento crucial no solo para México sino para toda la humidad. Es un momento muy fuerte porque con toda la comercialización en la que ha terminado la industria de la música, ahorita vemos como toda está hecha en serie. Surge un género y todo se va hacia ese, y todo se homogeniza, todo el mundo suena igual. La música está siendo generada en masa, en serie. Pero por otro, guau, emos procesos que van desde abajo, procesos culturales emergentes. Por ejemplo, el reggaeton es una música callejera, clandestina, que se fue abriendo espacio y que ahora llegó a ser de las músicas más escuchadas a nivel mundial en español, le dio la vuelta a la música en inglés. Y en el caso de México, ahorita, el regional mexicano es más que el reggaeton.
¿El regional mexicano?
Noticias relacionadas
Peso Pluma y todas estas bandas. Entonces estamos en un momento muy fuerte porque el regional mexicano y los corrillos tumbados y todo esto que estamos oyendo, musicalmente es maravilloso. A mí me deslumbra porque es lo mismo que hicimos nosotros: coger la música popular y actualizarla con lo urbano, el hiphop, con el trap, con todo esto y sacaron una música maravillosa. El problema aquí son las letras y el mensaje, que está totalmente distorsionado por los intereses muy grandes que hay aquí en nuestro país. Los del narco por un lado y de la industria de la música que solo quiere vender, sin importante que lo que estás vendiendo se veneno, es algo muy fuerte. Yo tengo toda la esperanza de que, en algún momento, esta música va a generar otros discursos, otras palabras. Porque México no es solo esa reducción tan triste de estereotipos, violencia, machismo y de todo lo que lamentablemente está rapante en las letras de esta música. Pero yo creo que en unos años la música va a tomar su lugar y la veremos más cerca de la medicina y la salvación que del espectáculo.
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí

Rellene su nombre y apellidos para comentar