Abran paso a la horda
El grupo mongol de folk y metal The Hu arrolla a su paso por España. Caballos, mucha épica y hasta a Metallica pasearon por La Riviera madrileña.
Como si fueran las estepas de su patria, The Hu pasó por Madrid sin dejar crecer la hierba a su paso. La numerosa banda (hasta ocho músicos sobre el escenario) mongola que mezcla el folklore de su tierra, instrumentos tradicionales incluidos, y el metal más occidental gustó y se gustó en la noche de este jueves en la abarrotada sala La Riviera. El fenómeno que poco a poco está empezando a congregar en torno a sí este octeto es una de las más refrescantes noticias en la muchas veces encorsetada actualidad metalera. No es simple fusión, es dominio musical, sapiencia para ensamblar lo más épico de la tradición mongola como el empleo del tovshuur y el morin khuur de cuerda y su famoso canto gutural con una percusión que dieron ganas de agarrar el caballo de guerra y liarse a mandobles.
Bajo un estandarte mongol comenzaron a caldear rápido el ambiente con su habitual pieza de apertura, The Gereg (del disco homónimo de 2019) y el cantante Nyamjantsan Jaya Galsanjamts uniéndose como noveno músico con un arpa de boca. Un todo ahí de manual. También uno de los temas donde la instrumentación tradicional se vio menos arrinconada por el guitarreo y las estructuras del metal más ortodoxo. Dejaron espacio a todo. También a composiciones más tranquilas como Mother Nature que permitieron lucirse con el arco a Enkhsaikhan Enkush Batjargal.
Habilidad para hilvanar con algo de reposo un setlist que cuando se embaló, incluso con sonido de caballos, no tuvo freno. De Wolf Totem (sin Jacoby Shaddix, el vocalista de papa Roach) a Black Thunder (que también han recreado, en estudio, ahora con la colaboración de Serj Tarkian de System of a Down), del Yuve Yuve Yu que le hizo saltar a Europa y Estados Unidos a This is Mongol, una declaración de intenciones desde el título. La sorpresa fue la doble ración de Metallica que despacharon para fortificar la conexión con el público más difícil. Primero su conocida versión de Through the Never y, en el descuento, Sad But True, una de las grandes obras maestras del ya de por sí grandioso Black Album.
Mucha potencia y toneladas de épica quizá demasiado encapsuladas en las cuatro paredes de una sala. Su hábitat, como el de sus ancestros, es la libertad a cielo abierto.
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