OBITUARIOS

Muere Shirley Anne Field, la mítica actriz de ‘Alfie’, a los 87 años

La intérprete fue uno de los rostros del Free Cinema, la generación que elevó la cotidianidad al arte británico de los años sesenta.

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Muere Shirley Anne Field, la mítica actriz de ‘Alfie’, a los 87 años

El cine británico del siglo XX dio un volantazo en febrero de 1956. La culpa fue de un grupo de escritores llamados “jóvenes iracundos” que hicieron de la amargura de las clases bajas un motor incombustible de creatividad; esto saltó a todos los artes, siendo el séptimo bañado por una estética realista en el cine de ficción y en el cine documental que se centró en lo cotidiano. Y en esta espiral de cambio reaccionario frente a la artificialidad clásica nació el Free Cinema, cuya cantera de actores marcaría el cine de las siguientes décadas. Así dio la vuelta al mundo el rostro de Shirley Anne Field.

La intérprete abrió los ojos por primera vez en 1936, en Essex. Y los ha cerrado por última hace tan solo unos días. Ha sido la propia familia de la actriz quien ha difundido la noticia. “Con gran tristeza compartimos la noticia de que Shirley Anne Field falleció pacíficamente el domingo 10 de diciembre, rodeada de su familia y amigos”, han escrito, lamentando el deceso y haciendo de las frases una extensión de sus condolencias: “la extrañaremos mucho y la recordaremos por su espíritu inquebrantable y su increíble legado que abarca más de cinco décadas en el escenario y la pantalla”.

Los iracundos años sesenta

Tras labrarse el camino con participaciones esporádicas en proyectos más pequeños, empapándose de la nueva corriente a la que estaba asistiendo el cine del Reino Unido, Field entró por la puerta grande en 1960 al encarnar a Diana Ashley en Peeping Tom y a Ángela Hopper en Once more with feeling. Después llegaría su estrellato con The War Lover (1962), junto a Steve McQueen y Robert Wagner. Esta decisión supuso descartar un papel protagonista en A Kind of Loving, de John Schlesinger, algo de lo que luego más tarde se arrepintió.

“Era de lo que están hechos los sueños, pero no pude disfrutarlo como debería. Cuando llegué estaba muy asustado y cansado y el sol estaba demasiado amarillo y el jugo de naranja”, dijo de aquella elección, añadiendo que, éxitos aparte, fue un dardo venenoso hacia su propia cabeza: “fue muy estresante y tenía dolor de cabeza todo el tiempo. Simplemente no estaba acostumbrado a ello. No tenía nadie que me cuidara”.

Cuando apareció en Alfie junto a Michael Caine, allá por 1966, ya era un clásico instantáneo. Suya era la fusión de aquel marcado acento cinematográfico inglés arraigado a la nueva ola de películas inspiradas en la Nouvelle Vague francesa. Estuvo en activo hasta superada la década de 2010, con una trayectoria mucho más discreta, pero manteniendo intacto un rostro que los más nostálgicos no olvidan como aquel que acompañó a todo un grupo de canteranos del séptimo arte que solamente seguían la voz de los iracundos.

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