Muere Àngel Casas a los 76 años de edad

El legendario periodista Àngel Casas ha fallecido esté sábado a los 76 años de edad, tal y como ha confirmado Catalunya Ràdio. El presentador del aclamado ‘Àngel Casas Show’ que hizo historia en TV3 y de ‘Un día es un día’ en Televisión Española comenzó a sufrir graves problemas de salud en 2013 que desembocaron en un trasplante de riñón y en la amputación de las dos piernas.

Nacido en Barcelona en 1946, tuvo una dilatada trayectoria que le llevó a estar más de dos décadas en TVE y a trabajar también en la Cadena SER con el magacín ‘El sermón’. Su buen hacer en la pequeña pantalla le hizo merecedor de la Antena de Oro de Televisión en 1984 y del Premio Ondas en 1986. Sin embargo, el 20 de septiembre de 2020 compartió un extenso mensaje en su perfil de Facebook en el que anunciaba su retirada de la vida pública y del trabajo que tanta gloria le había dado y al que tanta pasión le dedicó.

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Àngel Casas comenzó a andar en el mundo de la comunicación de la mano de Radio Juventud y posteriormente de Radio Barcelona, de la Cadena SER. Eran los años setenta y su carrera avanzaba con ‘Trotadiscos’, que se llevó el Ondas en 1972. En esos años crearía algunas publicaciones como ‘Vibraciones’, pero en 1977 daría el salto definitivo a la televisión. Sus críticas musicales y su talento para presentar diferentes formatos le situaron en ‘Popgrama’ de Televisión Española, pero sería ‘Musical Express’ el que definitivamente le puso en el estrellato. Ya en los 80 se mudó a TV3 como megaestrella y con su propio programa con su nombre: ‘Àngel Casas Show’. Con este espacio se llevaría los mayores reconocimientos antes de incorporarse de nuevo a la Cadena SER. Con la entrada de la década de los 90 regresa a TVE con ‘Un día es un día’, además de otros títulos como ‘Tal cual’ o ‘Los unos y los otros’.

Los graves problemas de salud de Àngel Casas

En 2020 el delicado estado de salud empujó al presentador a dejar la profesión. En 2013 le habían detectado un cáncer de páncreas y eso dio paso a un auténtico infierno. Durante su lucha contra la enfermedad tuvo que someterse además a un trasplante de riñón, donado por su mujer, que no tuvo el resultado esperado y le provocó una calcifilaxis, lo que terminó con la amputación de sus dos piernas.

Por si fuera poco, a nivel mental tampoco la situación fue cómoda: “A lo largo de cinco meses, de mayo, a septiembre, hasta seis veces me dijeron por teléfono que estaba a punto de morirme”, explicó el pasado año. “Me lo continúo tomando con humor. Desde hace quince días tengo estas dos piernas postizas, ‘cosméticas’, dicen. Son agradables y fáciles de encajar. Por la noche las guardamos de pie y con los pantalones puestos. Tiene un efecto muy curioso, como si hubiera medio tío de pie en la habitación”, bromeó.

Sin embargo, la situación no era para bromas. “Desde el trasplante todo ha sido infernal, depresivo, maldito. Llevo cinco meses conviviendo con un dolor indescriptible a causa de una enfermedad a la que llaman calcifilaxis y que te destroza vivo (...). Acabo de salir de cuatro meses de hospitalización inenarrable, con toda clase de sustos que al parecer bordeaban el final”, explicó.