La mujer de Pablo Echenique rompe su silencio: cómo se conocieron, su boda, su convivencia…
La venezolana María Nelo ha dado una entrevista a ‘The Objective’: “Intentamos tener hijos, pero no se dio”, apunta.
Pablo Echenique es famoso por sus polémicas en política, muchas de ellas vía Twitter, y por su actividad en el círculo de Unidas Podemos, del que es secretario de Programa, pero de su vida personal apenas se sabe. El nacido argentino está casado con María Alejandra Nelo Bazán, quien ha puesto luz a ese lado más íntimo del político en una entrevista con The Objective, donde narra de cómo se conocieron hasta cómo es su día a día con una persona que necesita una silla de ruedas y tiene un 88% de discapacidad.
“Estábamos los dos en Zaragoza, trabajando en la universidad, y yo le veía pasar por una calle céntrica de la ciudad, con su silla de ruedas, de un lado a otro, corriendo, y siempre nos saludábamos. Y luego abrieron un campus, en otro lado, y todos nos tuvimos que trasladar allí. Entonces, un día, yo estaba saliendo del laboratorio y me encontré con él; me preguntó que dónde estaba su despacho, ya que nunca había ido a esta parte nueva del campus. Y yo le dije: «No sé dónde está, pero te ayudo a buscarlo». Y ahí fue el primer contacto más cercano. Luego, en Facebook, me salió sugerido como amigo, porque tenemos a una conocida en común. Y le empecé a escribir”, narra la venezolana, quien explica que ahí todavía no había saltado la chispa.
“Siempre decíamos de quedar para tomar un café, poníamos fechas… pero, al final, por unas cosas u otras, acabábamos anulando. Y no se daba, no se daba, hasta que finalmente se dio. Llegado el momento, como habíamos tardado tanto en concretar una cita, yo le dije: ‘¡Pongámonos bonitos!’. Y fuimos a un concierto benéfico, de piano, que a mí me encanta. Y después de eso, volvimos a quedar y…, él se acuerda mejor que yo de esto. Más tarde empezamos a quedar más en su casa, sobre todo para escuchar música (me encanta la música latina, aunque tiene letras machistas)”, añade.
Cuenta que solían escuchar la Sinfónica de Venezuela, de Dudamel. “Nos veíamos mucho, casi todo el tiempo, y yo me quedada mucho en su casa. Entonces le propuse irme a vivir con él, porque prácticamente no pisaba mi otro piso y seguía pagando alquiler. Y fue rápido lo de irnos a vivir juntos. Desde entonces, estamos muy bien. Nos casamos el 9 de agosto de 2013″, relata.
Una boda en Tenerife
La pareja del político explica también que buscaron huir de lo convencional en su enlace. “No queríamos hacer una boda como las que se hacen aquí…, con grandes banquetes y muchísimos invitados. Queríamos hacer algo diferente, así que nos fugamos a Tenerife y allí nos casamos. Con dos testigos, un amigo suyo y una amiga mía”.
Aunque no lo aclara, la entrevista deja ver que la boda fue por lo civil. “Mi familia es católica, pero yo entré en conflicto cuando tuve un novio musulmán. Yo creo en la existencia de algo superior, me imagino una diosa, no un dios…, algo que trasciende, una energía superior”.
Y reconoce que no se olvidó de ese primer amor hasta que apareció el político. “Solo he tenido dos grandes amores en mi vida, serios, me refiero. Yo inicié mis relaciones tarde, a los 28 años, cuando vine en 2008 a España. Entonces conocí a un musulmán, y me enamoré perdidamente de él. Y hasta que no llegó Pablo no me olvidé de él. Llegué a ir a Marruecos, a la mezquita. Y estábamos muy enamorados. Pero nos tuvimos que separar porque ninguno se pudo quedar en España. En 2008 yo me tuve que regresar a Venezuela a acabar mi maestría y él se tenía que ir a su país. Lo último que supe de él es que se fue a Canadá”.
Sin hijos
En la charla, la venezolana explica que el deseo de la pareja era ser padres. “Lo hemos intentado, pero no se ha dado”. Y confiesa que incluso se planteó la adopción. “Alguna vez pensé en ello, pero no sé con el tema de salud mental, no tengo ni idea de cómo funciona aquí en España”.
Sin miedo a la discapacidad
Nelo cuenta, también, que la discapacidad del político nunca fue un problema para ella. “En mi entorno cercano —en el laboratorio donde trabajaba, por ejemplo— había muchos comentarios al respecto. Mucha gente era muy prejuiciosa. A muchas personas no les entraba en la cabeza por qué estábamos juntos y hablaban a las espaldas… Una vez, incluso, tuve que confrontar a uno, y decirle directamente a la cara que sabía que estaba hablando mal de mi relación. Mi mamá adora a Pablo. Nunca tuve ningún impedimento por parte de la familia ni nada”.
“No lo pensé, me enamoré, y poco a poco fuimos viendo cómo hacer las cosas. Sobre todo le ayudé cuando tuvimos a la prensa encima; en ese tiempo yo le asistía, pues no queríamos que nadie entrara en casa. Cuando estábamos saliendo le asistían dos personas, pero para cosas muy puntuales, porque es muy costoso, ya que eran de empresas privadas. Luego, cuando entramos en Podemos y teníamos a la prensa encima todo el tiempo, le asistí yo durante siete años”, añade.