FAMOSOS

La joya que Iñigo Onieva le ha regalado a Tamara Falcó para su pedida

La marquesa de Griñón ha recibido una pulsera por parte de su prometido con nueve rubíes, uno por cada uno de los hermanos la ‘socialité’.

Actualizado a
Iñigo Onieva y Tamara Falcó acuden a la iglesia para asistir a misa, a 26 de febrero de 2023, en Madrid (España)
PAREJA;NOVIOS;IGLESIA
Manuel Pinilla Cruces / Europa Press
26/02/2023

Tamara Falcó participó anoche en la mesa de actualidad de El Hormiguero, como hace cada jueves, y allí aprovechó para desgranar detalles de su fiesta de pedida de mano con Iñigo Onieva, que tuvo lugar el pasado sábado en la casa familiar de Isabel Preysler en La Florida (Madrid).

Allí brillaba sobre todas las cosas la pulsera que la socialité llevaba en su muñeca, un nuevo presente de su prometido, después del anillo de pedida. “Son rubíes, la ha hecho el tío de Íñigo, hecha a mano. Resulta que es la piedra del amor y no lo sabía”, explicó Tamara a sus compañeros del programa de Pablo Motos.

Ampliar

“Han puesto uno por cada hermano que tengo. Somos en total nueve, cuatro por parte de padre y otros cuatro por parte de madre”, añadía sobre los detalles de su brazalete, que hace un guiño a las familias de Isabel Preysler y el fallecido Carlos Falcó.

El feo gesto de Isabel Preysler a los Onieva

Durante la charla, Tamara Falcó siguió contando más cosas acerca de la íntima fiesta de pedida celebrada en Villa Meona, donde la reina de corazones tuvo un gesto feo con su futura familia política. “Estábamos muy nerviosos, pero desde el principio hubo muy buen rollo. La puerta ya sonaba a las2 21.01 por los Onieva, no es la puntualidad de los Preysler. Mi hermana llegó media hora tarde y mi madre cuando pudo, se me hizo eterno”, dijo.

“Hubo musicón por sorpresa. Un grupo se ‘metió’ y no lo sabía ni mi madre. Todo el mundo se echaba la culpa, pero fueron Iñigo y mi primo. Trajo a unos cocteleros y la espera no se hizo nada larga”, contó.

También Isabel Preysler puso su granito de arena para la fiesta. “Vale la pena mencionar que mi madre tiene una habitación de vajillas. Estaban pintados a mano, todos diferentes. Eran del tío Miguel [Boyer], auténticas joyitas”.