FÓRMULA 1

McLaren protagoniza la fiesta más ‘salvaje’ de la Fórmula 1: “Destrozamos el piso del hotel”

Lando Norris y Daniel Ricciardo han desvelado como fue su estancia en el hotel durante la previa del Gran Premio, disputado la semana pasada en suelo americano.

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Daniel Ricciardo (Renault) y Lando Norris (McLaren), en Silverstone.

La temporada para la escudería McLaren, formada por Daniel Ricciardo y Lando Norris, no ha comenzado de la mejor manera posible, según las expectativas y premisas marcadas por el equipo antes del arranque del presente Mundial de Fórmula 1. El piloto de 32 años ha sumado 11 puntos en las cinco carreras que se han disputado hasta la fecha, a diferencia del británico que se encuentra en séptima posición con un total de 35 puntos, gracias al podio cosechado en el GP de Imola.

La última carrera celebrada en Miami concluyó con el australiano fuera de los puntos, mientras que Norris acabó la carrera antes de tiempo debido a una serie de problemas en la mecánica de su monoplaza. Un mal resultado para los intereses de McLaren que pudo estar motivado por una serie de actividades ‘pasadas de tono’ durante la previa de este Gran Premio y que probablemente no haga mucha gracia a la dirección de la escudería británica.

Una semana ‘loca’ en Miami

Ambos pilotos estuvieron hospedados en el emblemático hotel Hilton Bentley de Miami, donde dejaron algunas ‘reliquias’ durante su estancia, que jamás olvidarán los empleados de este lugar, según la entrevista recogida por ‘Dailystar’. Su primer objetivo fue la piscina comunitaria del hotel, un momento “muy divertido” para Norris, donde los dos corredores acabaron expulsados y fuera del agua a consecuencia del alboroto producido en su llegada.

Primero, nos echaron de la piscina. Estábamos siendo traviesos y fuimos expulsados. Así que después subimos a las habitaciones y tuvimos una linda fiesta. Pedí disculpas si hubo personas perturbadas en el piso de arriba y de abajo. Pero eso sí, fue muy divertido”, asegura el piloto de 22 años. Incluso, el desorden fue a más hasta el punto de destrozar su propia habitación y la estancia del pasillo de su planta. “No solo destrocé la habitación, destrocé todo el piso”, desvela.