La boda de Luisa Bergel en la que reapareció Tamara Falco: invitados, menú, detalles desconocidos
Recién llegados de su larguísima luna de miel, Tamara e Íñigo Onieva fueron dos de los testigos de la boda de dos de sus amigos más íntimos.
La luna de miel de Tamara Falcó e Íñigo Onieva tenía una fecha tope. El flamante matrimonio tenía el 26 de agosto uno de sus compromisos más ineludibles de todo el verano: la boda de sus amigos Luisa Bergel y Cristian Flórez. Nada más aterrizar procedentes de la Polinesia Francesa, los dos se han puesto sus mejores galas para acompañar a la persona que les presentó por primera vez.
El enlace se ha celebrado en el Santuario de la Divina Misericordia, en la localidad gaditana de Guadiaro. Al igual que en la boda de la marquesa de Griñón, las celebraciones se han extendido a lo largo de tres días. Los novios han preparado para sus cerca de 400 invitados un torneo inaugural de golf, una preboda ibicenca y el gran día, que se celebró en la tarde del sábado.
El banquete y la posterior fiesta tuvo lugar en la casa familiar de Bergel en Sotogrande (Cádiz). Allí, uno de los cáterin más selectos del panorama nacional –pues ya trabajaron en las bodas de los duques de Huéscar, en la de los condes de Osorno y en la inauguración del Museo de las Colecciones Reales-, dirigidos por Íñigo Ramírez, preparó un selecto menú para todos, aunque la composición de los platos todavía no ha trascendido.
Ilustres invitados y testigos
Además de los ya conocidos, entre los invitados había bastantes representantes del mundo de los negocios y de la alta sociedad española. Vicky Martín Berrocal, el escritor Rafa Tarradas, Miguel Ángel Muñoz o incluso José Luis Martínez Almeida han acudido a uno de los enlaces más esperados del año en clave famoseo. El alcalde de Madrid acompañaba a su pareja, Teresa Urquijo, una de las mejores amigas de la novia.
Hasta la iglesia, Tamara Falcó e Íñigo Onieva han llegado por separado ante la incredulidad de algunos de los presentes. Sin embargo, tras este movimiento había una explicación. Y es que la pareja ejercía como testigos del casamiento, por lo que posiblemente Onieva habría estado en los preparativos del novio, mientras que Falcó habría hecho lo propio en casa de la novia.
El vestido de la boda
La apuesta de Tamara Falcó para la boda de su amiga fue de lo más arriesgada. La aristócrata y cocinera llegó a la iglesia con un vestido diseñado por sí misma compuesto por varias piezas. La prenda, incluso, tiene el nombre de Velvet Cake y, en ella, predominan los motivos florales y los colores otoñales.
Según la firma, todo tiene una explicación. El vestido es “un guiño a la faceta de Tamara como cocinera a través de su colorido, sus formas y sus estampados”, según resalta la revista ¡Hola!. El traje se puede comprar por un precio de 289 euros.