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Ayuso se rompe al hablar de la pérdida de su hijo y confiesa cómo le llamaban

La Presidenta de la Comunidad de Madrid se ha sincerado en ‘100% Únicos’ sobre el aborto que sufrió hace un año, las secuelas que asaltan su mente y el aprendizaje que extrajo.

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Ayuso se rompe al hablar de la pérdida de su hijo y confiesa cómo le llamaban

La vida de Isabel Díaz Ayuso cambió hace justo un año. El 12 de junio de 2023, cuando estaba embarazada de ocho semanas, la Presidenta de la Comunidad de Madrid sufrió un aborto del bebé que esperaba junto a su pareja, Alberto González Amador. La ilusión se ahogó de la manera más dolorosa posible; tanto que, aunque se vio obligada a cancelar su agenda hasta que se recuperó físicamente, las secuelas mentales, la aflicción de aquel recuerdo, todavía siguen asaltando su cabeza.

Ayuso se ha sentado en 100% Únicos para contestar las preguntas de los reporteros del formato de Cuatro, luciendo una transparencia emotiva con sus respuestas hasta el punto de que su sinceridad ha terminado por quebrarla. Hace unos días recordó frente a David Summers, de Hombres G, el episodio de su aborto. Ahora ha ido más allá. Un joven de 23 años quiso saber qué opinaba acerca de la maternidad. Y Ayuso se rompió con sus propias palabras.

“Siempre le voy a tener conmigo”

“Lo he sido durante unas pocas semanas fui madre, y creo que es una de las cosas más bonitas que me han pasado en la vida. Muy triste porque no sé si sabéis que al final no pude, lo perdí cuando llevaba 8 semanas”, iniciaba su discurso. Lejos de quedarse en una escueta respuesta, de emoción contenida pero de cortas palabras, abrió de lleno su corazón: “No tenía nombre, era muy pequeño, pero le llamaba Manolito”.

El hijo que perdió, dice, era un manantial de buenas esperanzas en su hogar. Cuando todo se torció, efectivamente, su vida dio un giro de 180 grados. “Le llamábamos Manolito en casa, teníamos mucha ilusión. Siempre estoy contando el tiempo que llevaría ya conmigo, pienso que le quedarían un par de meses para nacer y que no va a ser así”, explica emocionada, añadiendo que la lección que de ahí se extrae es eterna porque eterna es la sensación de presencia que siente de su retoño: “Pienso que siempre le voy a tener conmigo, no sé, ya se es madre para siempre”.

Un año después las cosas se ven diferente. “Aunque lo pase mal, me duele mucho en todos los aspectos, siempre pensaré mucho en él. Pienso que es lo mejor que me ha pasado, pienso que no hay nada más bonito que dar vida, tener niños y la familia”, reflexiona. De hecho, este sentimiento trasciende sus propias meditaciones y, asegura, salta a su propia acción política y se extiende sobre los niños que dependen de su Gobierno. “Son niños tutelados, malitos en hospitales... esa parte de querer cuidar la tengo atendida, pero claro, me gustaría tener uno. Es lo mejor que me ha pasado”.

Si algo extrae Ayuso de aquello es que hay enseñanzas que acompañan siempre a quien las interioriza; que el dolor es, muchas veces, un nuevo prisma con el que observar el día a día. “Es algo que marca tu vida. Yo ya cuento los años y los meses como antes y después de Manolito”, confiesa, luego sentencia y sintetiza, con la mirada de quien ha cavilado mucho acerca de un episodio, que se trata de “una lección de vida”.

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