Máxima preocupación por el estado de salud de José María Almoguera: “Su marcapasos está fallando”
Según ha informado Leticia Requejo, el hijo de Carmen Borrego debe someterse a una operación de urgencia debido al síndrome de Brugada que padece.
La sombra de la incertidumbre se ha extendido sobre el clan Campos de forma lenta y pesarosa: la familia se mantiene en un estado de “preocupación máxima” por el estado de salud de José María Almoguera. El hijo de Carmen Borrego vive con un marcapasos desde hace 12 años debido al síndrome de Brugada, una rara afección genética que afecta al sistema eléctrico del corazón. Un paso en falso en su control y podría sufrir una arritmia. Ocurre que, en este contexto, Almoguera ha sufrido un duro revés.
Quien ha contado los detalles de este suceso ha sido Leticia Requejo. La periodista ha desvelado en El tiempo justo que el marcapasos que tiene “está fallando, dando anomalías”, lo que ha obligado a la Fundación Jiménez Díaz, hospital encargado de monitorizar su evolución, a llamarle para advertirle del paso que debe dar de forma urgente.
Según Requejo, el centro sanitario ha llamado a Almoguera para decirle que “había que cambiar de forma urgente este marcapasos, y que había que intervenirle a la máxima velocidad”. Se puso manos a la obra. “Está esperando la llamada para comunicarle cuándo va a ser esa operación”, explica la comunicadora, agregando que “tanto él como su entorno están preocupados por la gravedad y la delicadeza de esta intervención”.
Un síndrome hereditario y sin cura
No siempre presenta síntomas evidentes, pero ahí está. Este síndrome es popularmente conocido por aumentar el riesgo de arritmias ventriculares graves, lo que, en algunos casos, se traduce en una muerte súbita. De ahí la importancia de saber diagnosticarlo y, sobre todo, monitorizarlo, que es, precisamente, donde ha sufrido el revés Almoguera. Aunque no se descarta la existencia de factores ambientales, el síndrome es principalmente hereditario y no tiene cura.
El tratamiento de esta afección se centra, mayoritariamente, en prevenir las arritmias graves —y así reducir el riesgo de muerte— con herramientas como los desfibriladores automáticos implantables o con medicamentos antiarrítmicos. Y, en el día a día, evitar aquellas situaciones que puedan provocar arritmias, como el abuso de alcohol y drogas, la fiebre alta o el consumo de ciertos productos.
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