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La inquietante profecía de Hovik Keuchkerian para 2050: “Quien no lo vea está ciego”
El actor visitó anoche a Pablo Motos en ‘El Hormiguero’, donde presentó ‘El Hoyo 2′, que se estrena en mañana, 4 de octubre, en Netflix.
Pablo Motos recibió anoche en el plató de El Hormiguero al actor Hovik Keuchkerian, mundialmente famoso por su papel de Bogotá en La casa de papel, quien acudió para presentar El Hoyo 2, la nueva película que protagoniza y que llega a Netflix el próximo 4 de octubre. Se trata de la segunda parte de El Hoyo, la que fue una de las cintas españolas más populares de la historia de la plataforma y que se convirtió en fenómeno global durante la pandemia.
Y que el protagonista de la segunda parte no vio: “En la pandemia y pospandemia me la recomendaba el algoritmo continuamente, pero veía la carátula, leía la sinopsis y, la verdad, es que no me apetecía nada con la que teníamos encima. Luego me llegó el guion para hacer El Hoyo 2 y, como era trabajo, decidí verla y no entendí nada, la vi otra vez y seguí sin entenderla”.
“El Hoyo es una estructura de 333 niveles, con dos personas en cada nivel y un agujero en medio por el que, una vez al día, baja una plataforma en la que hay un plato de comida para cada uno de los de allí. Cada persona debe elegir si come solo el plato que le corresponde o no, y de ello dependen los de abajo. Si cada uno comiera solo lo que le corresponde, todos podrían comer en paz, pero entonces no habría peli, claro”, explicó al público.
Además, durante su charla con el presentador de Requena dejó también una inquietante profecía tras preguntado por su país de origen, en guerra en la actualidad. “No me quiero poner a dar sermones, pero tenemos que dejar ya la ideología a un lado. Estamos en guerra, se percibe la injusticia, la violencia y la negrura en el ambiente. O damos un cambio de rumbo o no llegamos al 2050, el que no vea eso está ciego”.
Su extraña costumbre
Además, el actor reveló la extraña costumbre con el fuego que coincide con los momentos clave de su vida: “Bueno, me ha pasado cinco veces en la vida. No es algo planeado, pero cuando me ocurre algo que me marca de verdad, que me ha hecho daño, o ha sido muy bonito o relevante, cojo algo de metal, lo pongo al rojo vivo y me marco la piel con ello”.
“Hay quien se tatúa, quien se hace escarificaciones… Yo hago esto y me sirve para conectarme con esos momentos cuando me toque la piel y siento las marcas”, agregó Keuchkerian.-
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