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Fallece el hijo monje de Paco Martínez Soria

A los 88 años, murió el único hijo varón de los cuatro hijos que el actor tuvo con su mujer Consuelo Ramos.

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Fallece el hijo monje de Paco Martínez Soria

El sábado por la noche falleció en el hospital Juan XXIII de Tarragona Francisco Martínez-Soria Ramos, el único hijo varón de los cuatro que el actor tuvo con su mujer, Consuelo Ramos, quien llevaba ya un tiempo enfermo.

Martínez-Soria Ramos, quien nació en Barcelona el 18 de julio de 1934, era monje en el monasterio de Poblet (Tarragona) y su padre le había cambiado el apellido al nacer para que no se perdiera el cognombre por el que se le conocía.

Con solo 21 años dejó sus estudios de Farmacia para entrar en el noviciado de los escolapios de Moià. Y el 22 de septiembre de 1962 fue ordenado presbítero en Salamanca. Muchos años después, en un receso espiritual con un grupo de escolapios en Poblet, sintió el deseo de convertirse en monje, consciente de que su vida espiritual se había ido enfriando. Así, vistió el hábito cisterciense el 8 de septiembre de 1991, y, tres años después, en septiembre de 1994, hizo la profesión como monje cisterciense de Poblet.

Esta vocación fue algo que no congratuló especialmente a su padre, quien se enfadó cuando le comunicó que había optado por tener una vida religiosa. “Quería quitarme la idea de la cabeza”, contó una vez a El Mundo.

Diferentes tareas en su vida espiritual

Durante su etapa como religioso, el hijo del mítico actor fue sacristán, responsable de la tienda de recuerdos, refectorio, hospedador, y, antes de jubilarse, responsable de la lavandería. Según cuentan desde el propio monasterio de Poblet: “De su estancia en la enfermería, en los últimos años de su vida, debemos destacar su disponibilidad para ayudar en lo que podía los demás enfermos, sea velándolos, sea acompañándolos espiritualmente”.

“Durante su última enfermedad no le ha sido ahorrado el sufrimiento, que ha sido para él un camino de purificación y de preparación para el gozo que no termina”, explican en un comunicado. “Se le recordará por su carácter abierto y jovial, siempre activo y disponible para los servicios comunitarios, por su fidelidad a la santa misa y al oficio divino, y por su capacidad de establecer vínculos y de conectar con las personas: conocía a mucha gente y le conocía mucha gente. Se esforzaba por limar las asperezas de su temperamento fuerte, y cabe decir que poseía una calidad muy buena: sabía ver y poner de relieve las cosas positivas de los demás”, dicen de él.