Salud mental

Una psicóloga analiza por qué no desconectamos en vacaciones: “Es echarle gasolina al fuego”

Mara Sánchez apunta para AS cuáles son las claves para una desconexión activa: “Me preocupa la normalización de esta conducta”.

Una psicóloga analiza por qué no desconectamos en vacaciones: “Es echarle gasolina al fuego”
Tellmeimok
Marta Rodríguez Peleteiro
Su trayectoria en Prisa comenzó en AS, en 2006, en la sección de Cierre. Posteriormente asumió la coordinación de la revista AS Color y la redacción de los blogs Match Point y Erratas de Campo. En 2017 pasó a formar parte de PrisaNoticias, en el control de producción de El País y AS, y volvió a AS a finales de 2022, como redactora de Tikitakas.
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¿Vacaciones sin móvil? Para la gran mayoría de los españoles eso ya es cosa del pasado. Y es que, de acuerdo con un estudio del operador de puntos de intercambio de internet DE-CIX, un 88% de los españoles reconoce pasar tiempo conectado durante sus vacaciones, un claro reflejo de que la conectividad se ha convertido en una parte inseparable de las vacaciones de verano. El estudio también revela que el 93% de los que viajan en verano se conectan a internet, y no siempre es únicamente por ocio, también hay quien sigue trabajando.

Cada vez son más las personas que se van de vacaciones con la carga mental del trabajo en la maleta. Es una preocupación que se llevan muchos sin darse cuenta, y otros muchos minimizando el impacto que realmente puede provocar. Contestan un correo electrónico cuando están tumbados en la toalla, realizan llamadas de ‘solo un minuto’… “Esto rompe la desconexión de una mente que hacemos que siga en la oficina, aunque nuestro cuerpo esté en la playa, por ejemplo. Esta incapacidad para desconectar es uno de los síntomas más claros de una cultura laboral tóxica y un precursor directo del conocido síndrome de burnout”, explica la psicóloga Mara Sánchez. “Me preocupa la normalización de esta conducta. A nivel social hemos interiorizado una cultura del esfuerzo hasta el punto de sentir una profunda culpabilidad por descansar. Creemos que tenemos que ser productivos todo el rato y confundimos descansar con ser perezoso. Este es un error con graves consecuencias”.

El síndrome de burnout

El síndrome de burnout, o de desgaste profesional, no es simplemente ‘estar muy estresado’. Es un estado de agotamiento profundo a nivel físico, mental y emocional, causado por un estrés crónico y mal gestionado en el ámbito laboral. “No desconectar en vacaciones es echarle gasolina a ese fuego. La Organización Mundial de la Salud ya lo reconoce como un problema de salud laboral, y no como un fallo personal. Es una respuesta de nuestro cuerpo y nuestra mente a un entorno de trabajo que nos supera de forma continuada”, enfatiza Mara Sánchez.

“Mi recomendación profesional es clara: si te identificas con esto, no lo ignores. El primer paso es reconocer las señales y entender que no es culpa tuya. Buscar la ayuda de un profesional de la psicología es fundamental para desarrollar estrategias de afrontamiento, establecer límites saludables y trabajar en las causas que te han llevado a esta situación antes de que el desgaste sea mayor”.

Claves para lograr una desconexión digital

Para evitar mantener la carga mental del trabajo durante las vacaciones, la desconexión debe ser una decisión activa y planificada. Algunas estrategias que propone Mara Sánchez son las siguientes:

  1. Transferencia de la responsabilidad. Poner la típica respuesta automática indicando nuestra ausencia está muy bien. Pero vamos a ir más allá. Puedes redactar un documento breve y claro para del equipo (y/o jefes) indicando el estado de los proyectos clave y quién es la persona de contacto para cada uno. Este acto de transferir la responsabilidad no solo es práctico para la empresa, sino que psicológicamente te da permiso para soltar la carga mental.
  2. Establece y comunica límites con asertividad. El miedo a decir “no” muchas veces está en la raíz del problema. Antes de irte, comunica tus límites de forma clara, tranquila y firme. Por ejemplo: “Para poder recargar energías y volver al 100%, durante estas dos semanas no revisaré el e-mail. Para asuntos urgentes, podéis contactar en este teléfono (de la empresa, nunca el propio, evidentemente), pero para todo lo demás (nombre de compañero que puede encargarse) os ayudará”. En este ejemplo, el descanso no lo planteamos como una necesidad estrictamente personal (ante lo que tenemos todo nuestro derecho y no tiene nada de malo), sino que además lo dejamos enmarcado como un beneficio para el equipo o para la empresa a largo plazo.
  3. Planifica el ‘no-plan’ con actividades absorbentes. Los primeros días de vacaciones son cruciales para romper la inercia del trabajo. El consejo es planificar actividades que requieran toda tu atención y te anclen en el presente. Puede ser algo físico como una ruta de senderismo o una clase de surf, o algo creativo como un taller de cerámica o fotografía. Estas actividades absorbentes no dejan espacio mental para que las preocupaciones laborales se cuelen. Porque si, en cambio, tenemos mucho tiempo libre en el que estamos tan parados y/o tan aburridos que nos da tiempo a pensar en cualquier cosa, es más probable que nuestros pensamientos se dirijan a temas laborales y sigan en esa vorágine de no desconexión.

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“En conclusión, debemos entender el descanso como una parte estratégica de nuestro trabajo. No es el tiempo en el que no producimos (bajo la filosofía de ‘producir o no producir’, de la cultura del esfuerzo de la que hemos hablado). Descansar es el tiempo en el que nos reparamos, ganamos perspectiva y cultivamos incluso la creatividad que luego nos hará mejores profesionales. Un cerebro descansado no es un lujo, es la herramienta más innovadora y eficiente que cualquier empresa puede tener. Y esto es necesario que sea entendido tanto por el trabajador, como por la empresa. Porque poco sirve que nosotros asimilemos esta postura adaptativa y estas pautas, si luego tenemos una empresa detrás demandante, que no respeta la desconexión digital, por ejemplo, o que da por hecho que aunque estés de vacaciones pueden contactar contigo y seguir pidiéndote que resuelvas tareas… Aquí, nuestra acción es limitada, pero algo podemos hacer. Y, bajo mi punto de vista, la clave está en poner límites dentro de una comunicación asertiva. Algo que trabajamos con mucha frecuencia en terapia y sobre lo que cada vez las psicólogas recibimos más demanda. Si no sabemos poner límites, la terapia puede ser un recurso maravilloso para aprender”, concluye Sánchez.

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