MODA

Crónica de un desfile anunciado

Nueva York, París, Madrid, Londres, Milán, estas semanas las grandes ciudades se rinden a la moda. La alta costura impregna de élite las grandes ciudades.

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Mercedes Benz Fashion Week.

La moda no es un concepto, es un estilo de vida. El que menos quiere y el que menos ‘entiende’, sabe qué es la moda. Estas semanas, estos meses las principales ciudades se rinden a la alta costura, hay más tráfico en las calles, las marquesinas anuncian los desfiles más importantes, los medios de comunicación se agolpan en la entrada de los edificios que acogen las semanas de la moda de Nueva York, París, Londres, Madrid… Es un confluir de personas y personajes, todos saben más o menos lo que van a ver y todos se sorprenden cuando lo ven.

Reescribiendo la historia, después de América llega el turno de Europa; después de Nueva York, llega el turno de Madrid. La semana de la moda en la capital española cada vez es más recordada y cada vez acoge más personalidades (aka influencers). Para quien no haya estado nunca cerca del círculo que encierra una cita como la moda, es casi como ir a un museo, donde todo el mundo sabe que está asistiendo a un lugar con obras valiosas, pero la mayoría de las personas realmente no las entiende. Muchos, cuando ven un Velázquez se asombran de la inmensidad física y estructural de los cuadros; cuando asisten por primera vez a un desfile, se asombran de la cercanía de las modelos con el público. O se asombran del glamour que se respira desde fuera y lo apretados y terriblemente incómodos que son los asientos en un desfile. El espacio personal no existe en la alta costura.

En Madrid desfilaron Ágatha Ruiz de la Prada, CUSTO Barcelona, Teresa Helbig, Hannibal Laguna, Lola Casademunt, Claro Couture, Pedro del Hierro, Andrés Sardá… Nombres habituales en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Firmas que se han instaurado en los días en que la moda empaña las calles de Madrid. Muchas chicas y algunos chicos recuerdan ser adolescentes y solamente tener pases para la zona de las exposiciones, no para los desfiles. Hablando con algunas de ellas se puede ver la ilusión con que recuerdan aquellos años en los que esperaban con emoción ver algún diseñador, algún famoso, hacer fila para hacerse fotos en los photocall y en pocas palabras, verse rodeados de fashion, tocar con la yema de los dedos aquello que tanto se repite en este artículo, la alta costura. Caminando por los pasillos de IFEMA todavía se siente ese ‘je ne sais pas quoi’ en la mirada de los más jóvenes. Ese es uno de los motivos que siempre me ha llevado a fijarme de cerca en la moda, en la historia de la moda. De qué manera Coco Channel, Christian Dior, Yves Saint Laurent, Cristóbal Balenciga… han creado ese halo, esa mirada exclusiva con la que la industria de la moda se ha mantenido en la excelencia durante tantos y tantos años.

Ágatha abrió el telón en Madrid. Colores, formas y más colores. En esta edición, los ojos de las modelos y los complementos fueron lo más llamativo, tocados de perfume, sensación de vaporosidad, de fluidez, zapatos de gran tacón, buen rollo, alegría. Agatha siempre es un desfile muy español sin ser muy español. CUSTO, por otra parte, despierta sensaciones diferentes. En Madrid fue todo hombreras, color, gafas de sol, futurismo y un fondo rojo perfecto para llamar la atención en lo más importante, las prendas. Claro Couture destacó con sus sombreros XXL, la apuesta por la mezcla de tonos negros y verdes. Lola Casademunt no decepcionó, fue en sí misma el show. Colores eléctricos, rojos y azules con mucha personalidad, la misma que mostró Maite Casademunt cuando salió a saludar al público y acabó en medio de la pasarela bailando con los asistentes.

La guinda la puso Marruecos. Los diseñadores marroquíes expusieron cultura y raíces en Kingdom of light. Albert Oiknine y Maison ARTC cerraron la 77ª edición de la MBFW. La experiencia a través de Marruecos hecha diseños de moda. Los vestidos de Albert Oiknine hicieron soltar unos cuantos ‘Wooow’ en el público. Los detalles y la sutileza de los bordados fueron, sin duda, uno de los grandes atractivos de la propuesta del diseñador. Tras él, llegó el turno de Maison ARTC. La rebeldía y la personalidad fueron evidentes desde el primer diseño hasta el último. El artista recreó ‘La última cena’ sin dejar indiferente a nadie.

Cora Corré, en el desfile de Vivienne Westwood, en París.
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Cora Corré, en el desfile de Vivienne Westwood, en París.David M. BenettGetty

Esta semana, el centro de atención está puesto en París, donde Vivienne Westwood ha recibido un homenaje. La diseñadora falleció en diciembre del año pasado y en la ciudad de la moda ha sido su nieta, Cora Corré, la encargada de cerrar el desfile de la firma. Un recordatorio de que la moda, como la vida, es cíclica, se mueve, se transforma y se encarna en las generaciones venideras.

La alta costura y la moda, como se conocen hoy en día, empezó como instrumento para vestir a la mujer, siempre se centró en sus diferentes facetas: la mujer ama de casa, la mujer ejecutiva, la mujer. Y las apariencias, la elegancia, la pulcritud son el himno y la bandera que han portado los grandes diseñadores que habitan la república independiente de la moda. Como decía Paul Poiret: “Quizás olvidara lavarme alguna otra vez, pero el cuello blanco de la camisa me lo cambiaba a diario”.