Bertín Osborne revela todos los secretos que le han llevado a su cambio físico

Bertín Osborne tomó hace casi medio año una decisión que le está cambiando la vida. El cantante, empresario y presentador decidió abrazar un estilo de vida más saludable y, aunque al principio le costó mucho esfuerzo, ya forma parte de su rutina. El madrileño cumplirá la próximo semana 68 años, pero desde hace unas semanas siente que tiene una edad notablemente inferior: “Llega un momento en la vida que vas cumpliendo años y no te puedes dejar ir. Entonces yo ahora mismo estoy como hace treinta. Y no es tan difícil ni tan complicado, es cuestión de proponérselo. Y esto es salud, esto es bienestar y esto es satisfacción personal”, ha expresado en declaraciones para la revista Hola. ¿Su secreto? Un método de sobra conocido.

“Mi fórmula ha sido cerrar el pico, que es la única manera que hay, y comer de forma ordenada”, ha confesado. Osborne define su cambio como “enorme” y ha llegado fruto del ejercicio diario y de una alimentación cuidada, algo que le costó en los primeros días pero que ya se ha convertido en todo un hábito. “Me he quitado los fritos, las grasas, el azúcar absolutamente... lo que todo el mundo sabe que hay que hacer”, apostilló.

Los días de este nuevo Bertín arrancan temprano y antes de las siete de la mañana ya está en el gimnasio. Allí se ejercita durante una hora, aunque el verdadero secreto para tener un cuerpo más “afilado” ha sido el boxeo. El presentador practicó este deporte durante diez años en su juventud, dio clases y lo dejó para centrarse en otras cosas, pero ahora lo ha devuelto a su vida y “es lo mejor que he hecho porque me ha cambiado muchísimo el físico”.

Una mejora en todos los ámbitos de su vida

El buen aspecto físico que luce ahora Bertín Osborne es tan solo un beneficio más del estilo de vida que ha adoptado y que está afectándole positivamente en otros aspectos de su vida. Por ejemplo, ha ganado “agilidad para seguir jugando al pádel”, asegura que ahora “podría hacer dos conciertos seguidos” y ha mejorado su capacidad para subir y bajar del caballo. Y todo ello sin contar con un entrenador que examine a diario sus movimientos, pues como viaja tanto no puede tener supervisión allá donde va. Eso sí, desde hace unos meses, los hoteles en los que se aloja deben tener gimnasio.