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Ana Obregón no dará las campanadas: “No me quiero separar de mi niña”

La televisiva ha confesado en un evento de La Cabine, marca de la que es embajadora, que el primer año de Anita quiere compartirlo con ella.

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Ana Obregón no dará las campanadas: “No me quiero separar de mi niña”

Todo es diferente desde que la felicidad decidiera emprender el camino de vuelta a la vida de Ana Obregón. Vuelve a dibujarse una sonrisa en su rostro; a hablar con la emoción sorteando a trompicones todas sus palabras. El motivo es su nieta, la pequeña Anita, nacida el pasado mes de marzo en un vientre de alquiler, fruto de la inseminación de un óvulo donado con el semen preservado de su hijo. Son uña y carne. Inseparables, desde el primer al último día del año. Literalmente.

Aunque en un primer momento se diera a conocer lo contrario, un volantazo sentimental ha cambiado los planes de la cadena en la que fuera a tomar las doce uvas para dar la bienvenida al año. No presentará las Campanadas 2023-2024. Según ha confesado la propia Obregón durante un evento en celebración de los cinco años de La Cabine, firma de belleza de la que es embajadora, el motivo es el amor de su vida, su nieta e hija adoptiva.

“He dicho que no porque mira, de verdad, no me quiero separar de mi niña; es su primer año. Ya sé que estará dormidita, pero me da igual, yo quiero estar a su lado mirándola y eso no me lo quita ni la Puerta del Sol”, ha aseverado la televisiva, que ha hecho inmediatamente hincapié en lo reiterante de la retransmisión de Nochevieja: “lo he hecho no sé cuántos mil años, empecé con Joaquín Prat en el año 84 y estamos en el 2023. He estado ahí subida intermitentemente”.

El regreso a una etapa que nunca llegó a conocer

En la alfombra roja, frente al resto de medios, se deshizo en buenas palabras hacia la pequeña Anita, que le está haciendo revivir momentos que no pudo disfrutar adecuadamente la vez que fue madre primeriza. “Duerme de maravilla, cada cinco horas le doy el bibi. Estoy volviendo a una etapa que desgraciadamente como cualquier madre con mi hijo no pude porque trabajaba muchísimo”, ha confesado.

Se amontonan los recuerdos de aquellos días y la avalancha nostálgica que desencadenan es la que provoca la negativa de Obregón a dar la despedida al año desde la Puerta del Sol: “estaba todo el día metida ahí en Prado del Rey con Qué apostamos y el otro y ahora no quiero separarme y digo ‘no’ a todo, quiero estar con ella”. Allí reconoce, frente a los directivos de la marca de cosméticos, que no hay otro tratamiento mejor que el de su nieta: “la mejor mascarilla de este mundo es que el dolor pase, que los problemas pasen y tener un rayito de alegría en tu casa”.

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