Alejo Sauras, sobre la Eurocopa: “Si no tenemos un mal día, vamos a ganar”
El actor recuerda en AS sus trabajos en ‘Al salir de clase’ y ‘Los Serrano’ y presenta nuevos proyectos profesionales para después del verano: “Está siendo un año muy bueno”.
Los últimos años del siglo XX y los primeros del XXI trajeron consigo un impresionante avance en la calidad de las ficciones televisivas españolas. Familias enteras se aglomeraban en los sillones para ver series como ‘Al salir de clase’, ‘Compañeros’, ‘Cuéntame’ o ‘Los Serrano’, entre muchas otras. Para el recuerdo, cerca de veinte años después, siguen quedando papeles como el de Santi Ribelles o Raúl Martínez, interpretados desde el máximo compromiso por el actor Alejo Sauras (Esporlas, Mallorca, 1979). En esta conversación, el actor nos habla cariñosamente de ese pasado y aborda sus proyectos profesionales más recientes.
P: Es usted embajador de Atardeceres Larios. ¿En qué consiste este proyecto y qué le lleva a participar en él?
R: Pues es una iniciativa fantástica, la verdad, me gusta mucho. Creo que sitúa a la ciudad de Málaga en el mapa y fue un evento fantástico. Yo solo pude estar dos días, pero duró toda la semana. Había un concierto diario en un sitio precioso justo a la orilla del mar. El evento empieza al atardecer y puedes disfrutar de las vistas y, además, de la música. Todo lo recaudado se dona a la Fundación Cultural de Antonio Banderas, o sea que me parece algo redondo.
(Atardeceres Larios se desplaza desde el 4 al 8 de julio a Alicante con conciertos de Café Quijano, Iván Ferreiro, Estrella Morente, Chambao y Los Secretos).
Al final, que una parte vaya dedicada al teatro, es algo que para usted significará mucho teniendo en cuenta todo lo que ese arte le ha dado.
Me lo ha dado todo. Todo lo que tenga que ver con el teatro siempre será algo que yo apoyaré, porque creo que aparte de una forma de vida y de una pata fundamental de la cultura en general y, en especial, de nuestro país; es algo que todo el mundo debería ver. Ya no practicar si no quieren, pero por lo menos ir a verlo, pues es una de las artes más antiguas que existen.
Sus compañeros de profesión siempre recalcan que el teatro es la forma más pura de interpretación porque manda el directo. Pero, ¿tiene la sensación de que fuera del gremio se infravalora a nivel popular o, incluso, se deja de lado?
No, lo que pasa es que cuando juntas cultura y entretenimiento y haces algo que son las dos cosas, pues suceden situaciones así. Me explico. La escultura, por ejemplo, no tiene entretenimiento posible. Es una escultura que ha hecho un escultor y cuando la ves la puedes admirar más o menos dependiendo de tu conocimiento, pero es un arte, está clarísimo y no tiene más. Sin embargo, cuando vas a ver una obra de teatro, además del arte hay una connotación de entretenimiento. Es un evento que dura un tiempo concreto, donde te cuentan una historia de temática variada y hay gente que lo quiere disfrutar como arte y otras como entretenimiento, algo lícito también. Yo creo que tiene que ver con la cantidad de veces que van, pues a medida que el espectador va yendo más veces, conoce mejor las partes de la función y se da cuenta de que, detrás de todo, hay un arte.
Su perfil educativo es, tal vez, algo inusual. Una FP de electrónica, estudios de japonés y unas oposiciones de aviación... para terminar siendo actor.
Sí, puede ser que mis estudios sean inusuales. Pero vamos, son fruto de cuando tienes 17 o 18 años, estás intentando encontrar tu lugar en el mundo y no sabes muy bien qué hacer. En mi caso, tenía mucha vinculación con la aviación, porque en mi familia hay personas que trabajan en el sector y desde niño he sentido mucha atracción por los aviones. En aquel momento pensé que era lo que más me gustaba. Luego probé el teatro y me di cuenta de que me gustaba muchísimo más y cambié radicalmente mi profesión. Afortunadamente lo hice muy joven y es algo que tengo bastante en mi memoria, ya no forma parte de mi presente. Aunque la aviación me sigue gustando, tengo mi licencia de vuelo y de vez en cuando me doy un paseo por el aire.
Su primer papel fijo en televisión fue Santi Ribelles, que tal vez fue uno de los primeros personajes jóvenes homosexuales en esas series de finales de los 90 y principios de los 2000. ¿Qué aprendió de él, tanto profesional como personalmente?
Aprendí una barbaridad, muchísimo. Profesionalmente, 407 capítulos, que creo que con eso se explica todo. En ‘Al salir de clase’ aprendí muchísima destreza a la hora de interpretar y a perderle miedo a ciertos mitos. Cuando tienes que grabar ocho o diez secuencias cada día y apenas tienes tiempo para memorizarlas, te da un callo tremendo y una destreza alucinante. Es parecido a cuando te llega una función y tienes que aprenderte todo el guion, porque no es un examen en el que puedas sacar un 6 y como se te escape una sola frase, la función se puede ir a la mierda. También me aportó trabajar con actores y actrices que, como yo, estaban empezando y, de alguna forma, hizo que el aprendizaje fuera colectivo.
A nivel personal, creo que yo he tenido la suerte de tener una infancia y unos padres que me han enseñado lo necesario y no tuve que aprender nada. Cuando cayó en mis manos descubrí a un personaje muy rico que me iba a dar la oportunidad de trabajar muchos sentimientos, contradicciones y al que yo también podría aportarle muchas cosas. Supongo que no es justo, pero cuando se crean este tipo de papeles, sobre todo hace unos años, un guionista tiene que hacer un esfuerzo extra. No es el típico personaje que tiene unas aficiones y un carácter predefinido. Entonces, hubo que crear una historia mucho más complicada porque en aquel momento lo habitual si eras homosexual era que hubieses tenido problemas por serlo y quebraderos de cabeza a la hora de relacionarte con personas en general a lo largo de tu vida. En el momento supe que había tenido suerte porque iba a poder navegar por sus aristas y que disfrutaría de trabajar todas las emociones. Fue un regalo absoluto.
Aunque le generó algún que otro problema a pie de calle con personas intolerantes
Sí, gente de todo tipo hay en todas partes. Lo normal es que haya gente maravillosa y son la mayoría de los que me he cruzado. Me reciben con mucho cariño y todo el mundo tiene palabras bonitas para mí y sonrisas. Pero, a veces, te encuentras con gente incapaz de aceptar a los demás. Desgraciadamente, en el mundo en el que vivimos llaman más la atención las minorías intolerantes que el 99,9% restante, que son gente maravillosa. A mí nunca me han puesto una mano encima ni nada. Si acaso me han hecho pegarme una carrerita y poco más.
¿Nota mucho el cariño de la gente?
No sé por qué será, pero a mí me saludan por la calle con mucho cariño y me dan las gracias. Es un placer para mí vivir mi profesión fuera de lo que es el trabajo en sí. Para mí es un placer. Está claro que hay muchos días en los que te apetece que nadie te diga nada, pero hay que asumir que esta profesión tiene estas cosas. Yo lo agradezco muchísimo el cariño que me da la gente.
La fama le llegó muy pronto. Poco después de Santi Ribelles llegaron ‘Los Serrano’ y Raúl Martínez, el hijo del mítico Fiti. ¿Cómo recuerda aquella época?
Otra temporada maravillosa, pero mucho más larga. En ‘Al salir de clase’ estuve como un año y medio, pero en ‘Los Serrano’ fueron seis con el añadido de que, al ser una serie semanal, había más tiempo para investigar, probar cosas y trabajar más todas las secuencias. Además, en el reparto había actores jóvenes como yo y otros consagradísimos de los que podía aprender un montón. Para mí fue como una escuela.
¿Sigue manteniendo contacto con alguno de sus excompañeros? ¿No irá a la boda de Víctor Elías?
No, no. No voy, pero me alegro muchísimo por él porque le quiero un montón y es un tío al que tengo un cariño tremendo. Siempre fue una grandísima persona y desde niño se le veía que tenía un corazón enorme. Mantengo mayor o menor contacto con casi todos, prácticamente. A algunos los veo más, a otros menos, pero yo creo que la familia de ‘Los Serrano’ nos tenemos mucho cariño y cuando nos vemos nos alegramos mucho de hacerlo.
¿Qué proyectos profesionales tiene en el horizonte?
Pues acabo de terminar una gira de teatro de un año, que hemos estado viajando por toda España y hemos terminado encantados. A la vez que la gira me he hecho una película muy chula que sacaremos después del verano. Será una comedia muy divertida que se llama ‘Hotel Bitcoin’, de Manu Sanabria y con Pablo Chiapella, Marta Hazas y Canco Rodríguez. Creo que nos ha salido un peliculón que va a ser muy divertido. Ahora, cuando termine el verano, me voy a rodar una película maravillosa que es una historia real al centro de África. Tengo muchísimas ganas, porque tiene una pinta buenísima. La verdad que no paro, está siendo un año muy bueno para mí.
En uno de sus últimos trabajos televisivos, ‘Estoy vivo’, pudimos verle con una camiseta de Iago Aspas.
Sí, es que mi personaje se inspiraba mucho en él y éramos del mismo pueblo. De hecho, al principio de la segunda o tercera temporada se fueron a grabar a Moaña (el pueblo de Aspas) porque yo estaba medio desaparecido y el personaje de Anna Castillo se iba a buscarme pensando que me había vuelto allí. De repente, se encontraron con Aspas en el rodaje.
¿Es futbolero?
No mucho, la verdad. Estoy siguiendo la Eurocopa, los Mundiales también o cuando algún equipo llega lejos en según qué torneos, pero no soy muy futbolero. Lo que sí soy es socio del Oviedo. Soy el socio 12.000. Tuvieron a bien concederme ese honor hace unos años porque siento mucho cariño por Asturias. He pasado muchos veranos de mi vida allí y, en un momento en el que les venía bien un poco de promoción para ayudarles en un momento duro, me brindaron ese honor y lo acepté encantado.
Fastidiado, entonces, por no haber podido subir a Primera División.
Sí, claro. La verdad que sí.
¿Ve a España como posible ganadora de la Eurocopa?
Somos el único equipo al que no le ha metido ningún gol ningún jugador de otro equipo. No es que tengamos la portería imbatida, pero bueno, oye, nos hemos metido un gol en propia puerta. Tampoco pasa nada. Ningún jugador de otro equipo nos ha metido un gol. Eso está muy bien. Creo que podemos ganar perfectamente. A no ser que tengamos la mala suerte de tener un mal día en alguno de los partidos, no es que crea que podemos ganar. Es que, si no tenemos ningún mal día, vamos a ganar. Porque los otros equipos favoritos tampoco es que estén haciendo una gran Eurocopa.
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