El último pelotazo de Roger Federer: así gana más de 90 millones de dólares sin jugar
El tenista suizo es un caso digno de estudio: es uno de los deportistas mejor pagados del mundo, pero apenas 30.000 dólares provienen de sus méritos en la pista.
Roger Federer representa un caso único en el mundo del deporte. Según la última actualización de la lista Forbes de los deportistas mejor pagados del mundo, el tenista suizo ocupa una meritoria séptima plaza. Por delante, tiene auténticas máquinas de hacer dinero como Conor McGregor, Lionel Messi, Cristiano Ronaldo o Lebron James, pero su fortuna radica principalmente en los negocios y acuerdos de patrocinio que atesora.
En los últimos tiempos, el suizo, que en agosto cumplió 40 años, se ha visto lastrado por las lesiones -la última de rodilla- que apenas le han permitido disputar un puñado de torneos. Como consecuencia, sus ganancias derivadas de la competición ascienden a 30.000 dólares. Sin embargo, las últimas estimaciones apuntan a que Federer se embolsa más de 90 millones de dólares al año. ¿Cómo es posible?
Evidentemente, el hecho de ser una leyenda del deporte y uno de los tres tenistas que poseen 20 torneos Grand Slam -Rafa Nadal y Novak Djokovic le igualan- es reclamo suficiente para que las grandes marcas y firmas del planeta le ofrezcan suculentos contratos de patrocinio cuya cuantía ha ido incrementando con el paso de los años.
Sus lucrativos acuerdos comerciales
Si atendemos al histórico de acuerdos comerciales que posee el tenista, tal y como desglosó en su momento el portal Money Control, los números salen. Desde 1998 ha sujetado una raqueta de la marca Wilson, que le brinda 350.000 dólares cada año desde 2003; Rolex le aporta 8 millones de dólares cada año; Mercedes-Benz le ingresa otros 5 millones de dólares anuales; A través de Moët & Chandon, la firma de champán con la que lleva colaborando desde 2012, percibe otros 8 millones de dólares; y los chocolates Lindt le reportan un beneficio de 4 millones de dólares.
En 2009 firmó con el banco Credit Swiss por 2 millones anuales y mantiene un vínculo con la empresa de telecomunicaciones Sunrise por 7 millones. La marca de pasta Barilla le ingresa 8,1 millones de dólares al año y NetJets otros 6 millones anuales más. Todos estos acuerdos, suman una cantidad cercana a los 50 millones de dólares, a la que había que sumar otros 10 millones más de su longeva colaboración con Nike. Hasta 2018. Año en el que el suizo dio un golpe maestro.
Por aquel entonces, Nike vestía a una impresionante cantidad de tenistas profesionales. Había superestrellas establecidas como Serena Williams, Rafael Nadal y Maria Sharapova, junto con un grupo de jugadores emergentes como Nick Kyrgios, Denis Shapovalov y Amanda Anisimova. Una lista tan nutrida como costosa que puso en una encrucijada a la compañía.
Según relata Joe Pompliano, experto estadounidense en lo que se refiere al negocio del mundo del deporte, existe una regla no escrita de no gastar más del 10% de los ingresos totales en acuerdos de patrocinio con deportistas. Y Nike tuvo que tomar una decisión. Encima de la mesa, dos opciones: dejar que una superestrella ‘envejecida’ de 36 años abandone tu paraguas para proteger los márgenes de tu negocio en el tenis de 350 millones de dólares -menos del 1% de los ingresos totales de 45.000 millones de dólares de Nike-, o sucumbir a sus demandas y prolongar una de las relaciones comerciales más legendarias en la historia del deporte.
Nike y el punto de inflexión
Finalmente, Nike optó por la primera y permitió que Roger Federer lograra uno de los contratos más lucrativos del mundo del deporte al anunciar un acuerdo de 10 años y $300 millones con la firma japonesa Uniqlo. Dejar de ganar 10 millones de dólares para pasar a ganar 30. Y da igual lo que haga el suizo o si se retira: tiene garantizada esa cifra.
Sin embargo, todos ganan. No puede decirse que la decisión tomada por Nike debido a las pretensiones de Federer fuera la equivocada. Con $30 millones anuales, eso habría consumido casi todo el dinero anual del patrocinio de atletas de Nike, y a pesar de que Roger Federer no ha ganado un solo Grand Slam desde que se firmó el acuerdo, le ha brindado a Uniqlo un alcance global que no tenía antes.
En cuanto al propio Federer, recibirá un cheque anual de 30 millones de dólares de Uniqlo hasta los 46 años, probablemente mucho después de que se haya retirado como uno de los mejores tenistas de la historia. Es decir, tres veces más de lo que percibía de Nike en el mejor momento de su carrera. Y además, hay un aspecto que se tiende a olvidar y que puede permitir al suizo hacer saltar la banca una vez más.
El golpe maestro
El acuerdo con Uniqlo no tenía en cuenta el calzado, por lo que Federer continuó usando zapatillas Nike sin recibir compensación por hacerlo. Pero no pasó mucho tiempo hasta que el suizo descubrió la marca de calzado On, compañía con la que firmó un acuerdo hace un par de años para convertirse en inversor, diseñador y embajador global de la marca de calzado. Y de Suiza, para mayor deleite del tenista.
Los detalles financieros de su inversión no son públicos, aunque diversos medios suizos estiman en unos 54 millones de dólares la cuantía aportada por el tenista. Una cifra importante que el tenista ya está rentabilizando porque On salió recientemente a Bolsa alcanzando una valoración de 11.000 millones de dólares en su debut en Wall Street. Otro acierto del suizo, que puede llegar a ingresar por el negocio del calzado una cifra incluso superior a la que le aporta Uniqlo. Un nuevo golpe de efecto del maestro de la raqueta que clarifica definitivamente por qué es uno de los deportistas mejor pagados sin pisar la pista.