San Pedro y Miquelón: el archipiélago de la Unión Europea que está Norteamérica
Situado a 4.000 kilómetros de Francia, país al que pertenece, este archipiélago desde el que se divisa la costa canadiense de Terranova es uno de los enclaves más curiosos del mundo.
Por el término de enclave se conocen aquellos territorios que se encuentran totalmente rodeados por los de otro estado. Y es precisamente lo que sucede con el archipiélago de San Pedro y Miquelón, conformado por tres islas principales (Saint Pierre, Miquelony Langlade) y otras de menor tamaño, ubicado frente a la costa de Terranova. A 4.000 kilómetros de Francia, de quien depende administrativamente, aunque con un régimen especial reconocido, el de colectividad de ultramar.
Sin embargo, la historia de San Pedo y Miquelón, esta última unida por un istmo de arena a la isla de Langlade, no ha sido precisamente pacífica a lo largo de la historia y el archipiélago ha sido escenario de diversos conflictos bélicos a lo largo del siglo XVII, principalmente con franceses e ingleses como protagonistas, para más tarde pasar por diversas etapas más o menos prósperas hasta nuestros días.
No obstante, las disputas no han cesado y su ubicación en un continente diferente del país al que pertenece sigue provocando tensiones. Las últimas entre Canadá y Francia. Francia consiguió un acceso directo al archipiélago desde aguas internacionales, pero acabó siendo engullido por Canadá en virtud de la legislación vigente y ahora el archipiélago es una especie de exclave marítimo de Francia en aguas canadienses. Y todo por la posibilidad de encontrar petróleo en esas aguas.
Con una superficie total de unos 240 km2, San Pedo y Miquelón tiene 6000 habitantes que evidentemente hablan francés, aunque sorprendentemente más cercano al del país al que pertenece que del que es vecino. Las principales actividades económicas locales son la pesca y, sobre todo, el turismo, aunque se ha tratado de fomentar también las explotaciones agrarias y las piscifactorías.
Otra de sus particularidades, aunque lógica por otro lado, es que en el archipiélago, se utiliza el euro como moneda oficial, aunque debido a su ubicación, se suelen aceptar también dólares canadienses y estadounidenses. También destaca su conexión con la cultura vasca ya que algunos de sus primeros moradores procedían del País Vasco francés
De hecho, el término Miquelón (Mikeleune) es de origen vasco. Además, el archipiélago puede presumir de poseer una Casa Vasca (Euskal Etxea), albergar un festival de tradiciones vascas con deportes tradicionales como el harrijasotzea (levantamiento de piedras), aizkolaritza (corta de troncos) y pelota. Tal es la relación que existe una bandera local, no oficial, que incluye la ikurriña. A 4.000 kilómetros.