8 ejemplos de pueblos fantasma y lugares abandonados bellos e inquietantes
Ya sea por catástrofes, porque la naturaleza se abre paso, por la inmisericorde mano del hombre o por el simple paso del tiempo y sus consecuencias, existen lugares que merecen no caer en el olvido.
El inexorable paso del tiempo deja en ocasiones algunas estampas que por bellas, inquietantes o dolorosas conviene mantener en la retina. Ya sea porque la naturaleza se abre paso, por catástrofes sobrevenidas de diverso tipo o por la siempre inmisericorde mano del hombre, existen lugares que merecen pasar desapercibidos.
Sobre todo, porque esos lugares cuentan la historia de sus pobladores y descendientes, que no quieren olvidar ni ser olvidados. En unos casos, los más, fueron obligados a marcharse. En otros, simplemente decidieron poner tierra de por medio en busca de nuevas oportunidades. Algunas historias hablan de esperanza y otras de destrucción. Algunos lugares mantienen el encanto de su pasado. De otros solo quedan ruinas. Pero todos invitan a la reflexión.
Granadilla (Cáceres)
Un espectáculo. Rodeada por la misma agua que obligó a sus habitantes a emigrar, Granadilla es uno de los pocos municipios fortaleza que mantiene en pie su muralla original. Los habitantes que se vieron obligados a marcharse por decreto en 1955, amenazados por el embalse de Gabriel y Galán, aseguran que no es un pueblo abandonado porque linealmente les echaron. Hoy es una joya que se puede visitar y que rezuma magnetismo por los cuatro costados.
Kolmanskop (Namibia)
Los diamantes la hicieron brillar a principios de 1900 y esos mismos brillantes le arrebataron el esplendor poco después de la Primera Guerra Mundial. Creció por albergar un yacimiento de este mineral precioso y fue abandonada por el descubrimiento de otro a lo largo de la costa. Los mineros alemanes que explotaron sus riquezas trajeron consigo sus picos y una arquitectura europea, que le confiere un halo singular. Hoy se asemeja a un cuadro de Dalí modelada por la arena del desierto.
Belchite (Zaragoza)
Probablemente, el pueblo abandonado más popular y enigmático que se puede encontrar en España. En 1937, las bombas de la guerra Civil detuvieron para siempre el tiempo en Belchite. Convertida en un símbolo del horror y la barbarie del ser humano, esta localidad de Zaragoza es un referente de incalculable valor, tanto histórico como patrimonial. Caminar entre sus ruinas es un ejercicio imprescindible para ejercitar la memoria.
Bannack (Montana, USA)
Otra gran definición de pueblo fantasma. Fundado en 1862 como consecuencia de la fiebre del oro, Bannack, situado en el Condado de Beaverhead (Montana), ha quedado como un reducto de eso que se conoce como el lejano oeste y es imposible no tener la sensación de protagonizar un western cuando se pasea por sus abandonadas calles. Se mantienen en pie cerca de 70 estructuras y destaca el Hotel Meade, que no está exento de leyendas relacionadas con fantasmas.
Craco (Italia)
Como ha sucedido a lo largo de la historia con otros muchos lugares, Craco, ciudad fundada en el siglo VIII, ha sufrido el azote de varios desastres naturales se vació debido a varios desastres naturales. Ubicada en valle de Cavone, al sur de Italia, ha sufrido inundaciones y terremotos, que provocaron su abandono a mediados de la década de los setenta. En la actualidad es un frecuentado lugar turístico en el que también se han rodado diferentes escenas de películas tan conocida como La Pasión de Cristo y Quantum of Solace.
Estación Internacional de Ferrocarril de Canfranc (Huesca)
La construcción de la Estación Ferroviaria Internacional de Canfranc se inscribe dentro del proyecto de creación de un paso fronterizo a través de los Pirineos que comunicase España con Francia. Se empezó a construir en 1915, tras la Primera Guerra Mundial, y se alzó majestuosa en 1925. La estación, inaugurada por el rey Alfonso XIII, entró en servicio en julio de 1928 y echó el cierre a finales de la década de los cuarenta por desacuerdos políticos con el gobierno francés. Diversos proyectos tratan de devolverle el esplendor sepultado por el tiempo.
Prípiat (Ucrania)
Puede que el nombre de Prípiat no sea demasiado evocador, pero esta ciudad es víctima del peor accidente nuclear de la historia acontecido apenas a 20 kilómetros, en Chernóbil, cuándo ésta pertenecía a la antigua URSS. Ubicada en la actualidad en el norte de Ucrania, Prípiat puede que no sea tan famosa, pero también sufrió los devastadores efectos de la explosión del reactor de la central nuclear en 1986. Fundada en 1970 específicamente para albergar a los trabajadores planta, Prípiat tenía más de 13,000 apartamentos y todas las comodidades y servicios que se le presuponen a una ciudad. Pero al estar en la zona de exclusión de Chernóbil, su población fue reubicada en Slavutich, ciudad construida a propósito para ese fin.
Oradour-sur-Glane, Francia
La historia de Oradour-sur-Glane, localidad francesa situada en el departamento de Alto Vienne y cercana a Limoges, no puede ser más dramática. El 10 de junio de 1944 fue arrasado por las SS de la Alemania nazi poco después de iniciarse el Desembarco de Normandía. Fue una verdadera masacre en la que 643 personas fueron asesinadas y pocos pudieron escapar de un infierno de muerte, pillaje y fuego que solo dejó ruinas y miseria. Hoy es un símbolo de los crímenes alemanes contra civiles y fue declarado monumento y museo. Además, todos los años, el 10 de junio, se celebra una ceremonia conmemorativa en memoria la masacre.