'The New York Times' exige la cancelación de Pepe le Pew por "normalizar la violación"
El columnista Charles M. Blow criticó además las películas de Tarzán, el género Western y la figura de Cristobal Colón por considerarlas racistas.
El columnista de 'The New York Times' Charles M. Blow ha pedido que se cancele inmediatamente a dos de los personajes con más historia dentro de los Looney Tunes de la Warner Bros: Pepe Le Pew y Speedy González. El primero considera que "normaliza la cultura de la violación" y al segundo lo acusa de racismo, por lo que pide su retirada después de que se haya hecho lo mismo con hasta seis libros del Dr. Seuss por la representación que hacen de minorías étnicas.
Pepe Le Pew, una mofeta que en cada capítulo se enamora de una gata, apareció por primera vez en pantalla en 1945 es el primer señalado por Blow. La búsqueda del amor que hace de manera obsesiva y ese hábito de nunca aceptar el rechazo, fomenta, según el columnista, "la cultura de la violación". Pero no es el único dibujo animado cuestionado por el autor.
Inmediatamente después situó el foco sobre Speedy González, "cuyos amigos ayudaron a popularizar el estereotipo corrosivo de los mexicanos borrachos y letárgicos", escribe. "El racismo debe ser exorcizado de la cultura, incluida, o tal vez especialmente, la cultura infantil", continúa. Por eso también pide que se borre a uno de los personajes secundarios más recordados de 'Tom y Jerry', "una criada negra corpulenta que hablaba con fuerte acento" y que tan solo se la veía de cuello para abajo.
Además, Blow ataca las películas de Tarzán: "Un hombre semidesnudo en medio de una jungla africana que conquista, domestica y burla a los negros de allí, que son retratados como primitivos, si no salvajes", describe. También el género Western, "que describía regularmente a los nativos americanos como salvajes agresivos y sedientos de sangre contra los que valientes hombres blancos se veían obligados a luchar".
El autor insiste en la necesidad de educar a los más pequeños sin racismo, pues "enseñar a un niño a odiarse o avergonzarse de sí mimo es un pecado contra su inocencia y un peso contra sus posibilidades". Así recordó además algunos momentos de su infancia en que le obligaron a celebrar el Día de la Hispanidad: "Coloreando dibujos de un hombre blanco sonriente y feliz y sus tres barcos, sin saber que Colón era un esclavista brutal y un traficante de esclavos que escribió en 1500 sobre mujeres y niñas esclavizadas".