INFLUENCERS

Violeta Mangriñán revela cómo aprovecha el dinero que genera con sus redes sociales

La exconcursante de realities como 'Supervivientes' o 'Mujeres y Hombres y Viceversa' ha hablado del dinero que genera en sus redes sociales.

Imagen de Violeta Mangriñán.

Violeta Mangriñán ha vuelto a ser noticia después de la emisión de uno de sus vídeos en el programa que tiene en Mtmad, donde ha hablado del dinero que genera gracias al mundo de las redes sociales, aunque también ha confesado que éstas tienen su parte mala también.

"Yo me gano la vida con las redes sociales, aunque no me considero una influencer. No me gusta etiquetar mi trabajo. En enero hará tres años que tengo Instagram y mi vida ha dado un giro de 180 grados", comentaba al principio, para después revelar sus ventajas y sus inconvenientes: "En sentido económico, por supuesto que a mejor, pero tener redes ha afectado a mis niveles emocionales, ahora tengo más complejos que antes", confesaba.

En cuanto al dinero que generan otras personas, la exconcursante de 'Superviventes' contaba que: "Conforme está la cosa, no me puedo quejar, pero hay personas que, cuando me entero de lo que cobran, pienso '¿te crees Beyoncé?', pero cada uno decide cómo gestionarlo y cómo se vende".

Ahorradora, pero con caprichos

La influencer se consideraba "muy ahorradora", y también aseguraba haberse dado cuenta del valor del dinero: "Recuerdo cuando trabajaba 45 horas a la semana por un sueldo que no llegaba a los 1.000 euros y sé lo que cuesta ganar el dinero. Por eso ahora lo agradezco más". Además, revelaba que lo que está ahorrando es para comprarse una casa. Pero no todo es ahorrar, sino que también admitía darse "sus caprichos". 

"Instagram no será para siempre, pero hay que hacer las cosas bien: ahorrar, invertir...así uno necesitará las redes o la televisión para poder vivir bien", contaba.

Un cambio de perspectiva

Violeta también confesaba que se siente privilegiada por estar donde está en estos momentos, además de que puede permitirse lujos que antes no tenía, como el hecho de preocuparse por la cuenta cuando acudía a comer a algún restaurante: "Un día cenando en un restaurante dije 'qué tranquilidad no tener que estar comprobando la cuenta'. Antes miraba cada céntimo", concluía.