ALEMANIA
Robben, sobre la infección de su mujer: "Estuvo fatal"
"Lo peor fue la presión que llegó a sentir en el pulmón y los problemas respitarorios que sufrió. Para nada fue una sensación agradable", aseguró.
Arjen Robben ha sufrido los efectos del coronavirus en primera persona. Tal y como desveló en un podcast emitido en la página web del Bayern de Múnich, el ex jugador del Real Madrid tuvo que someterse a una cuarentena de dos semanas después tras el positivo de su mujer Bernadien. Es más, su esposa, así lo detalla el ex extremo holandés, no tuvo la suerte de pasar una infección leve. Padeció serios síntomas respiratorios que mantuvieron en vilo al campéon de la Champions de 2013.
“Respecto a mi esposa, lo peor fue la presión que llegó a sentir en el pulmón y los problemas respitarorios que sufrió. Para nada fue una sensación agradable. También nos dimos cuenta de que la cosa no pasa de hoy a mañana. No te llegas a sentir mejor después de uno o dos días. Estoy muy feliz de que no empeorara“, admitió un Robben aliviado por el estado de salud actual de Bernadien: “Menos mal que el último test al que se sometió dio negativo y que, poco a poco, vuelve a sentirse mejor. Estuvo fatal“.
Las efectos del virus también tuvieron consecuencias para Arjen y sus hijos, ya que se vieron obligados a permanecer en cuarentena durante 14 días. “Menos mal que tenemos unos amigos envidiables. Fueron ellos los que nos ayudaron a pasar esto. Fue una situación de lo más extraña. No puedes salir de casa. La gente se encarga de hacerte las compras y te las deja delante de la puerta. Cuando pasa un tiempo puedes salir a meterlas en casa. Tenemos un perro con el que tampoco podíamos ir al bosque. Lo sacaban nuestros amigos también“, añadió.
El propio Robben, que colgó las botas el verano pasado a los 35 años de edad, buscó el contacto con sus ex compañeros para intentar distraerse de la pesadilla que estaba viviendo en su casa. Para ello, el neerlandés formó parte de las sesiones de entrenamientos telemáticas que llevó a cabo el Bayern, echó unas risas con sus ex compañeros y, de alguna manera, volvió a sentirse futbolista. “Está claro que, de vez en cuando, sigo sintiendo ese cosquilleo en los pies. Supongo que es algo que no cambiará nunca“, concluyó.