Kirkland, ex del Liverpool, detalla sus problemas de salud mental: "Pensé en el suicidio"
El que fuera portero de los 'reds' atravesó una depresión durante los últimos años de su carrera y ahora quiere ayudar a jugadores en la misma situación.
Chris Kirkland, el que fuera portero del Liverpool desde 2001 hasta 2005, ha abierto su corazón en una entrevista para el Daily Mail en la que ha hablado sin tapujos de su salud mental, de cómo se llegó a plantear el suicidio y de por qué el tema sigue siendo tabú entre los futbolistas, a pesar de que muchos necesitan la ayuda que él recibió. Una fuerte depresión fue el desencadenante de sus problemas, y ahora rehabilitado, recuerda sus peores momentos.
El jugador vivió sus mejores momentos con los reds ganando hasta cuatro títulos, con la famosa final de Champions League en la que remontaron al Milan, la Copa de la Liga, una FA CUP y la Supercopa de Europa. Además, defendió los colores de otros equipos como el Coventry City, el West Bromwich Albion, el Leicester, el Wigan o el Sheffield, hasta retirarse en 2016 por los problemas que había lastrado durante sus últimos años en activo. Para el recuerdo también estará su único partido con la Selección Inglesa, un encuentro amistoso frente a Grecia en el que jugó la segunda parte.
Ahora, Kirkland se ha convertido en un punto de apoyo y de referencia para todos aquellos jugadores que padecen depresión, ansiedad o estrés. "Cuando las personas están listas hablan de manera diferente. La clave es llevarlos a un lugar seguro en sus cabezas donde sientan que está bien abrirse. Muchos están demasiado asustados, inseguros de lo que pensarán sus gerentes", asegura. "Hubo 680 jugadores que pidieron ayuda a la PFA con la salud mental el año pasado. Apuesto a que hay diez veces más personas que necesitan ayuda pero están demasiado asustados para pedirla", lamentó para el tabloide británico.
Los últimos años de su carrera estuvieron marcados por una grave depresión que le llevó incluso a pensar en el suicidio. "Sí tuve pensamientos suicidas, pero nunca lo habría hecho. Tengo una esposa y una hija que amo demasiado", recuerda ahora. Y es que hasta el momento todo ha sido muy complicado.
A principios de año concedió una entrevista para talkSport en la que defendía que estaba en el camino correcto hacia la recuperación, dejando unas declaraciones tanto inspiradoras como también desgarradoras sobre sus peores días. Y cuando parecía que se abría paso la luz en su vida, encontró nuevas dificultades y tuvo que protegerse ingresando en un centro de rehabilitación al ver síntomas que eran familiares durante un viaje a Portugal.
"Sentí que retrocedía y me retiraba. No quería hacer cosas, socializar o hacer ejercicio. No quería ir a Portugal pero fui porque era mi mejor amigo. Estaba allí y me di cuenta de que tenía que llegar a casa e ir a algún lugar para recibir tratamiento antes de que fuera demasiado tarde. No quería volver a donde había estado antes con este problema. Busqué en Google y encontré un lugar llamado Parkland Place, en el norte de Gales. Me metieron de inmediato. Fue lo mejor que hice", confiesa.
Los problemas nunca desaparecen
"Una vez que lo has sufrido, siempre serás propenso a ello", asegura. "La clave es aprender a sobrellevarlo. Tengo las herramientas ahora. Hay muchos más días buenos que malos. Me levantó estar cerca de la gente en Parkland Place", expresó Kirkland. "Las primeras dos sesiones fueron difíciles porque estaba escuchando a la gente contar algunas historias increíblemente desgarradoras. No pude relacionarme con algunas de esas cosas. Había algunas malas. No estaba seguro de poder quedarme, pero después de un par de días, me encantaron las sesiones grupales. Te vas a la cama y te derrumbas. Estás loco, pero tu mente ya no está corriendo por la noche, está clara", explicó.
Así comenzaron sus problemas
El Liverpool se fijó en el 2001 y fue descrito como el mejor portero de su generación, pero las lesiones en su mano y en su rodilla le impidieron jugar todo lo que le habría gustado. Tan solo pudo disputar 25 partidos de Premier League con el conjunto de Anfield, siendo en el Wigan donde disputó más encuentros, hasta 122. No obstante, poco después, en 2012, fue fichado por el Sheffield y se alejó de su esposa Leeona y su hija Lucy, lo que agravó la situación.
"Es un club increíble. Lo abandoné después de dos semanas, pero me dieron tiempo. Regresé y fui el jugador del año la primera temporada. Podía bloquear mi ansiedad y los malos sentimientos durante 90 minutos. Pero a mediados del segundo año comenzó a afectar a mi juego. No podía concentrarme y no podía esperar para salir del campo: al vestuario, duchado, en el coche y fuera en menos de quince minutos. El Woodhead Pass y el Snake Pass de Sheffield a Manchester son caminos peligrosos, pero conducía a velocidades ridículas porque no podía esperar para llegar a casa".
Poco después recibió la noticia de la llegada de Keiren Westwood, lo que le hizo sentir aliviado "porque ya no tenía la presión de tener que jugar más". Kirkland estaba decidido a firmar porque estaba encantado tanto con el club como con los aficionados, pero algo se lo impedía: "Mi contrato estaba frente a mí y simplemente no podía hacerlo. Solo quería llegar a casa", recuerda.
Lamenta no haber pedido ayuda antes
El exguardameta ha reconocido que tendría que haber pedido ayuda antes y no haber seguido luchando él solo contra los problemas que le atenazaban la mente. Sobre todo porque en un viaje de pretemporada con el Bury, su último club, se encontró de repente en una azotea de Portugal pensando en suicidarse. "Lo piensas, pero tan pronto como lo haces, piensas en Lucy y Leeona y te das cuenta de que tu mente está haciendo trucos. Estoy seguro de que no volveré a ese lugar de nuevo", aseguró. Por este motivo no quería regresar al país luso este verano y tras llegar ingresó en el centro de rehabilitación.
"Alguien me preguntó en una entrevista si estaba avergonzado. Por supuesto que no. ¿De qué me tengo que avergonzar? Al principio quizás estaba más asustado y confundido. Cuando tu mente no parece la tuya, no tienes el control. Sientes que estás mirando tu vida desde una caja de acero. Estás tratando de explotarte y darte un batido, pero no puedes, no puedes pasar. No puedes hacerlo".
Fundador de una aplicación para ayudar al control de la salud mental
Kirkland ha cofundado una app llamada Yapa con el apoyo del Liverpool y del exjugador Stiliyan Petrov. En ella, los usuarios pueden enviar mensajes según el estado de ánimo, de 'deprimido' a 'feliz' con diferentes colores. Si una persona publica repetidas veces los colores asociados a 'deprimido' recibirá un mensaje aconsejándole que pida ayuda. La aplicación tiene aspectos de las redes sociales pero ni se admiten fotografías, ni hay likes ni tampoco abusos o burlas.
"El fundador me contactó en 2016 después de leer sobre mi historia. Me dijo que sería gratis para todos y eso me atrajo de inmediato. Es solo una herramienta de comunicación para decirles a los demás cómo se sienten y ayudarse mutuamente. No son vídeos de Facebook con risas y diversión. Esto se trata de cosas reales de todos los días. La aplicación se utiliza ya en 174 países".