DEP

Muere Carmen Moragrega, de la Taberna Verdejo de Madrid, en un accidente de moto

La copropietaria del establecimiento ha fallecido en un fatídico accidente de tráfico en la M-30 de la capital causando gran conmoción en el sector.

Muere Carmen Moragrega, de la Taberna Verdejo de Madrid, en un accidente de moto

Carmen Moragrega ha fallecido en un trágico accidente de moto en la M-30 de Madrid a los 38 años de edad causando una gran conmoción entre sus compañeros del sector de la gastronomía. La copropietaria de Verdejo Taberna Artesana, situada en la capital, era una mujer muy querida por su profesionalidad como empresaria, por su trato a los clientes y por su amplia sonrisa que será siempre recordada por todos aquellos que la conocían.

Han sido muchos los mensajes que se han publicado para ella en las redes sociales, aunque especialmente emotivo ha sido el que le ha dedicado la Academia Madrileña de Gastronomía, que la galardonó en 2018 con el premio Plato Castizo por los magníficos escabeches que realizaba junto a su prima y también socia Marian Reguera. "En algunas ocasiones, la vida te premia y te brinda la oportunidad de conocer a personas excepcionales. Carmen Moragrega era una de ellas", expresaban en una hermosa carta.

También desde la Guía Repsol han querido despedir a la joven, cuyo local premiaron con un sol el pasado mes de febrero. "Carmen, nos quedamos con tu alegría y esa sonrisa eterna que lograba que te sintieras tan a gusto y como en casa en Verdejo Taberna. Ni la enorme tristeza de ahora puede empañar la felicidad por haber tenido el privilegio de conocerte", publicaron.

Carmen y Marian consiguieron triunfar entre la amplia competencia gastronómica de Madrid por su cocina sin pretensiones pero sobre todo por su trato, un detalle que se han encargado de destacar clientes y críticos que han acudido a probar sus creaciones. "Con su entusiasmo, su alegría y su cariño era capaz de hacer de un día cualquiera algo especial solo con transmitirte su sincero y generoso afecto", añadieron en el homenaje emitido por la Academia de Gastronomía.

"Con su vitalidad y su energía hacía sentir a cada uno de sus clientes como el más importante del mundo, sin nada impostado o fingido. Ni un gesto de cansacio, de incomodidad o de preocupación afloraban en su rostro. Desde el primer servicio de la semana hasta el último, la sonrisa jamás abandonó su semblante, ni flaquó su sentido del servicio y atención al cliente para hacerle sentir mejor que en su casa", concluyeron.