Así era la vida de Camilo Sesto en los últimos años
El cantante, tras su carrera gloriosa, pasó el último tramo de su vida en soledad y casi recluido, entre los rumores sobre el deterioro de su salud y alguna que otra polémica.
Esta mañana se ha conocido que el gran Camilo Sesto, icono de la música melódica y la balada romántica de nuestro país, fallecía durante la madrugada víctima de una parada cardiorrespiratoria. Tras una trayectoria deslumbrante y millones de discos vendidos, España llora su muerte y recuerda su importante aportación a la cultura popular. Sin embargo, el ocaso del cantante fue largo y estuvo marcado por el olvido público de su persona y su lento deterioro vital.
Sesto anunció su retirada en el año 2008 antes de embarcarse en su último tour mundial, la 'Gira del Adiós', por Latinoamérica, y en el 2010 dio dos sonados conciertos en el Palacio de Congresos Juan Carlos I de nuestra capital que se anunciaron como su despedida final tras cuatro décadas de carrera. "Soy hijo de Dios y estoy hecho a su imagen y semejanza", afirmó en una de las ruedas de prensa. Posteriormente, sin embargo, continuaría participando en eventos y presentaciones al otro lado del charco y lanzando varios discos (el recopilatorio Camilo70 en el 2016 y el Camilo sinfónico, con orquesta y aliñado de diversas colaboraciones, en 2018).
Una soledad elegida
Su vida personal, sin embargo, entró en un lento y solitario crepúsculo. El cantante vivía recluido en su chalet de Torrelodones, alejado ya de las eternas habladurías sobre su ambigüedad sexual y las críticas por los múltiples retoques estéticos a los que se sometió al final de su etapa más madura. La soledad, sentimiento que le fue afín durante la gran mayor parte de su existencia, era para él sinónimo de paz y bienestar.
Dedicado sobre todo a la lectura, la escritura y la pintura, y sin perder contacto con la realidad cambiante de hoy (en una entrevista en la aseguró que COPE comentó que le gustaba enterarse "de todas la noticias que pasan a mi alrededor y descubrir la forma en la que puedo ser útil") su discreta rutina alejado del foco público, no bastó, no obstante, para acallar los rumores sobre su salud.
Sesto, que se sometió a un problemático trasplante de corazón en el año 2001, arrastraba dolencias y complicaciones físicas que se agravaron tras un accidente doméstico en 2011 (se le cayó encima una estantería llena de libros), que le obligaron a operarse del tobillo y a pasar por el quirófano más de una vez en la última década. Su última hospitalización se produjo en 2018 debido a un cólico renal. Ese mismo año saltaba la controversia por los comentarios hechos por su expareja y madre de su único hijo, Lourdes Ornella, que aseguraba que el cantante "estaba secuestrado" y que "era un muñeco sin voluntad".
Y aunque el equipo de Sesto desmintió rotundamente estas afirmaciones, lo cierto es que en la última aparición pública del artista, el pasado noviembre durante la presentación del álbum Camilo sinfónico en el mítico Florida Park de Madrid, su preocupante estado de desmejora resultó muy evidente: el cantante tenía problemas para andar y hablar, y él mismo comentó "estar bien pero un poco mareado".
Por otro lado, uno de los episodios más comentados que protagonizó en el último año fue el del asalto que sufrió en su domicilio en el año 2013. Un robo con violencia en el que el artista acabó amordazado por una serie de encapuchados y en el que se sustrajeron diversos objetos de valor y una importante suma de dinero. El suceso fue muy comentado porque se sospechó primero que podía ser una puesta escénica dada la orden de embargo de 200.000€ que pesaba sobre el cantante, y después, porque su exrepresentante y su exproductor habían estado al tanto de la planificación del golpe.
Ese mismo año, Sesto se convirtió también en noticia tras quedarse dormido en la vista por el juicio de la demanda que interpuso contra él el productor Freddy Funesal tras la cancelación de varios bolos en Sudamérica. La cabezadita que se echó en la sala, no obstante, no fue lo más reseñable del asunto, sino lo que decidió hacer a continuación cuando la jueza le reprendió por su actitud: quitarse el zapato y el calcetín para demostrar que el sueño había sido producto de unos medicamentos que tomaba tras haber sido operado del tobillo. La jueza terminó por expulsarle del juicio.
Solo es una de las muchas anécdotas que pueblan la larga lista de excentricidades con las que Sesto convivió a gusto durante toda su carrera. Y a pesar del olvido en el que pareció caer en los últimos años, el cantante se mantuvo siempre fiel a sí mismo. Hoy solo cabe recordarle y homenajearle de la mejor manera posible.