Unos veloces 'Jandilla' protagonizan un encierro limpio
Los toros de Mérida han sido los protagonistas del cuarto encierro de los Sanfermines, una carrera veloz y en la que, según el primer parte médico, no hay heridos por asta.
La ganadería pacense, ya habitual en Pamplona, tiene fama de peligrosa por méritos propios, con ocho corneados el 12 de julio de 2004 y con el último muerto en un encierro, el madrileño Daniel Jimeno el 10 de julio de 2009, a quien su familia ha recordado en el lugar con unas flores.
Hoy los morlacos, cinco negros y un castaño, con pesos entre los 515 y 590 kilos, han prescindido de su fama y, sin prestar atención en ningún momento a los mozos, han recorrido los 848 metros del encierro en 2 minutos y 10 segundos, aunque el despiste de uno de ellos en el coso ha prolongado la duración hasta los 2 minutos y 19 segundos.
Después de un lunes con una sucesión de tormentas y ayer con cielo cubierto y temperaturas frescas, hoy Pamplona ha amanecido con cielo azul, sol y el anuncio de una subida en los termómetros, lo que ha propiciado una mayor presencia de corredores y con ella un mayor número de golpes y caídas.
A las ocho de la mañana, tras los cantos de rigor a San Fermín, como cada día la manada ha salido de los corrales de Santo Domingo y lo ha hecho agrupada y encabezada por dos mansos.
Compacta se ha encontrado con los mozos que esperaban unos metros más arriba, y unida en todo momento ha enfilado la cuesta de Santo Domingo sin fijarse en los corredores.
La manada ha dio cogiendo velocidad con los toros juntos y protegidos por los mansos, ritmo que no era fácil de seguir y ha hecho que algunos corredores cayeran al suelo, y así ha cruzado la plaza del Ayuntamiento y entrado en Mercaderes, donde un toro negro se ha despistado unos breves segundos antes de recuperar la línea con sus hermanos.
Sin incidencias han salvado esta calle, salvo las caídas, que se han sucedido a lo largo de todo el recorrido por el empeño de los mozos de acercarse a las astas y sus problemas para conseguirlo dada la velocidad de la manada y la falta de huecos.
Tras superar la curva de Estafeta, que algunos corredores han tomado por la derecha inconscientes del riesgo que eso puede suponer ya que ese es el lado por el que entran los toros, la manada ha corrido esta calle un poco más estirada.
Eso ha posibilitado que algunos mozos experimentados hayan podido correr unos metros junto a ellos y que otros hayan estado a centímetros de las astas por tocar el lomo a los animales.
Con más caídas pero sin cornadas, los de "Jandilla" han atravesado el tramo de Telefónica y entrado en el callejón, donde un corredor ha caído al suelo y ha quedado inconsciente, y sin fijarse en nadie la manada se ha dirigido a chiqueros.