EN SU BIOGRAFÍA

El estremecedor relato de Pochettino recordando cómo vivió la muerte de Dani Jarque

El argentino era el entrenador del futbolista cuando perdió la vida el 8 de agosto de 2009. Le acababa de nombrar capitán del Espanyol.

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El entrenador argentino Mauricio Pochettino con rostro serio durante un entrenamiento con el Tottenham en el estadio del PSV el 23 de octubre de 2018.

Dani Jarque perdió la vida el 8 de agosto de 2009 a sus 26 años tras sufrir un ataque al corazón mientras realizaba la pretemporada con el Espanyol en Florencia (Italia) y su trágico y repentino fallecimiento causó una gran conmoción más allá del fútbol.

El futbolista perdió el conocimiento mientras hablaba por teléfono con su novia, que se hallaba en la recta final de su embarazo, desde el hotel de concentración en el que se encontraba con el equipo y desgraciadamente, los médicos no pudieron hacer nada por reanimarle.

Mauricio Pochettino era su entrenador en ese momento y en su biografía "Un mundo nuevo", escrita con la ayuda del periodista Guillem Balagué, recuerda cómo vivió en primera persona el desgraciado fallecimiento del jugador al que acababa de nombrar capitán y cuya memoria permanece muy viva como una verdadera leyenda españolista.

El periodista Diego Latorre ha sido quien ha querido compartir su estremecedor testimonio en su cuenta de Twitter y a continuación recogemos literalmente, cómo relata Pochettino las últimas palabras que escuchó de Jarque, su angustia y la de toda la plantilla al saber que había sufrido un ataque al corazón y cómo vivieron las primeras horas tras su fatal desenlace.

Así recuerda Pochettino el drama de la muerte de Jarque

"Después de comer les dije a los jugadores que podían ir a dormir un rato la siesta y después dar una vuelta por Florencia. Dani pasó por mi lado y se dirigió al médico, que estaba frente a mí: 'Doctor, ¿me das una aspirina o un paracetamol, que me duele un poco la cabeza?'.

Yo salté: 'Date una vuelta por Florencia, te tomas un café y ya verás como se te pasa'. Pero me dijo que no, que se quedaba a descansar porque estaba cansado.

Esas fueron las últimas palabras que escuché de él.

Estando en una plaza en Florencia, con Feliciano di Blasi, mi asistente, me llamó Iván de la Peña, nuestro mejor jugador. Estaba llorando y me pidió que volviera al hotel, que algo le estaba pasando a Jarque. Cuando llegamos los médicos estaban en la habitación tratando de reanimarlo. Durante tres horas. Nunca respondió. Paro cardiaco. Veinteséis años. Fue durísimo, un drama, un drama colectivo, los médicos haciendo su trabajo y los jugadores alrededor, tirados, llorando, todos agarrándose la cabeza, desencajados… La impotencia que sientes al ver que se te está yendo un chico al que quieres, una persona que es parte de tu vida, al que acababa de dar la capitanía, que me recordaba tanto a mí… y no poder hacer nada. Se fue. La frustración es tremenda.

El silencio en el avión de vuelta de Florencia ese mismo día dolía muy dentro. Era ensordecedor.

Había que seguir, proteger al grupo, unirlo. Debíamos dirigir la energía hacia la recuperación, hacia la confianza. Que la pena fuera un motor. Todas las miradas, las palabras, los gestos cobraban un nuevo significado".