Así de fácil pueden hacer los deportistas felices a una niña
Brett Connolly se propuso hacer feliz a una joven aficionada, y aunque le costó tres intentos, lo acabó por conseguir
Las estrellas de cualquier deporte tienen en sus manos un increíble súper poder como es el de hacer felices a los niños. Y aunque no siempre lo utilizan, cuando lo hacen se producen imágenes preciosas.
Este fin de semana, en la liga profesional de hockey hielo de Estados Unidos (NHL), una joven aficionada de los Washington Capitals presenció desde primera fila el partido de su equipo contra los Columbus Blue Jackets.
Pegada al cristal, la niña no perdía detalle de cómo los jugadores se preparaban para el partido, sin saber que igualmente uno de ellos también se había fijado en su ilusión al verles tan de cerca.
A la tercera fue la vencida
En un momento dado, el jugador Brett Connolly quiso devolver a la niña su apoyo y dejó el calentamiento para coger uno de los pucks y, tras golpear en el cristal para llamar su atención y dirigirse a ella, lo lanzó por encima del cristal.
Sin embargo, el puck aterrizó en un hombre sentado un poco más atrás, que en vez de dárselo a la niña, se lo dio a otro chaval que estaba a su lado. La pequeña se quedó con tal cara de pena que Connolly quiso remediarlo.
El jugador agarró otro puck, volvió a señalarla, y volvió a lanzarlo por encima del cristal. Pero nuevamente cayó en el mismo hombre, y nuevamente le negó su regalo a la niña, dándoselo al otro chaval que estaba a su lado.
Lejos de rendirse o de pasar de su cometido, Brett Connolly repetió la operación, y esta vez sí consiguió que el hombre que había ejercido de "receptor" de los pucks se lo diese a la pequeña, que se puso a abrazarlo y a saltar y sonreír de alegría.
El gesto, valorado por todo el mundo del deporte e incluso por el propio equipo de los Washington Capitals, demuestra la capacidad que tienen los deportistas de hacer felices a los niños con muy poco.