Fazlur Rahman Khan, el padre de los rascacielos modernos
Google rinde tributo con su doodle al ingeniero bengalí en el 88 aniversario de su nacimiento.San Fermín 2017
Una fecha más, Google ha querido rendir homenaje a aquellas personalidades que han ayudado a convertir el mundo en el lugar en el que vivimos hoy. Con motivo del 88 aniversario de su nacimiento, la firma estadounidense ha lanzado su habitual doodle, esta vez dedicado a Fazlur Rahman Khan, padre de los rascacielos modernos.
Pese a que solo vivió 52 años, Rahman Khan fue determinante en la industria de la contrucción gracias a sus innovadoras técnicas de construcción con la tecnología tubular, algo que se sigue empleando en los rascacielos actuales.
Nacido en Dhanka (Bangladesh) el 3 de abril de 1929, Fazlur Rahman Khan inició sus estudios en la Universidad de Bangladesh de Ingeniería y Tecnología. Destacando como alumno, logró una beca que le llevaría a continuar sus estudios en Estados Unidos, donde lograría formarse en mecánica aplicada e ingeniería estructural para acabar con un doctorado en ingeniería estructural. Todo en tres años.
A partir de la década de los años cincuenta y tras terminar sus estudios, Rahman Khan logró hacer carrera en Estados Unidos. Entrando a formar parte de la importante firma Skidmore, Owings & Merrill (SOM), el bengalí comenzaría dejando su maestría en Chicago, ciudad en la que se encontraba la sede de la empresa. En 1963 se inaugurarían los apartamentos Chestnut De-Witt, primer edificio construído con sus avances en tecnología tubular.
En 1971, cuatro años después de obtener la nacionalidad estadounidense, el ingeniero sería nombrado Hombre del Año de la Construcción. Dos años después se inauguraría una de sus obras más reconocibles, el rascacielos Sears Towers -actualmente conocido como Torre Willis-, que se convertiría en el edificio más alto del mundo entre 1973 y 1998 gracias a sus 442 metros.
Fazlur Rahman Khan fallecería el 27 de marzo de 1982 por culpa de un ataque al corazón mientras estaba en Arabia Saudí. Pese a su pasión por la construcción, el ingeniero siempre aseguró que el hombre no debía "perderse en su propia tecnología" y que debía ser capaz de apreciar la vida, que es "arte, drama, música y, lo que es más importante, la gente".