CIENCIA

Tormenta solar: el fenómeno que preocupa a Barack Obama

Estos eventos meteorológicos pueden destruir en pocas horas la red eléctrica de diferentes países y detener gran parte de los equipos que necesitan de esa energía

Tormenta solar, el fenómeno que preocupa a Obama. Imágenes: Wikipedia

El presidente de EEUU Barck Obama firmaba el pasado jueves un decreto con el fin de “preparar a la nación ante eventos meteorológicos del espacio” como “destellos solares, partículas de energía solar y ruidos geomagnéticos”.

Obama ordenaba a la Administración Federal elaborar un plan que nos prepare ante una posible tormenta solar que podría afectar al país y a gran parte del planeta. Un fenómeno meteorológico que podría destruir en pocas horas la red eléctrica de diferentes países y detener gran parte de los equipos que necesitan de esa energía.

Estos fenómenos se producen de manera regular y pueden afectar a infraestructuras y sistemas de comunicación como satélites GPS, sistemas de aviación y de distribución eléctrica afectando e interrumpiendo la salud y la seguridad en continentes enteros de forma simultánea, según explica la orden ejecutiva.

El documento se centra en mejorar la coordinación ante un posible impacto de estos fenómenos mediante la colaboración entre “gobiernos, gestores de emergencia, el mundo de la academia, medios de comunicación, la industria farmacéutica, organizaciones sin ánimo de lucro y el sector privado”.

Tormenta solar: definición y efectos

Una tormenta solar es un evento en el que la actividad del Sol interfiere en el campo magnético de la Tierra. La explosión violenta que se produce en la atmósfera del sol tiene una energía equivalente a millones de bombas de hidrógeno, pero al encontrarse el sol muy lejos de nuestro planeta algunos creen que las tormentas solares no pueden causar daños reales en la tierra, aunque se ha demostrado que en ocasiones sí ocurre.

El 10 de marzo de 1859 una tormenta solar de mediana intensidad provocó que, tres días después de que se produjese, se fundieran los generadores de electricidad de Quebec, Canadá, dejando a seis millones de personas sin energía eléctrica durante 24 horas y provocando pérdidas de cientos de millones de dólares.

Los expertos aseguran que, además de producirse una interrupción en las comunicaciones y redes energéticas, las explosiones de radiación electromagnética y plasma magnetizado pueden borrar los datos de la memoria de los ordenadores, socavar operaciones militares e incluso llegar a corroer la tuberías de agua y alcantarillado.

La tormenta solar más grave, conocida como el evento de Carrington, tuvo lugar en el 1859, y causó problemas electromagnéticos en todo el planeta provocando el fallo de los sistemas de telégrafo de Europa y América del Norte. Dada la actual dependencia de la humanidad con la tecnología, una tormenta solar podría tener graves consecuencias para la población mundial.

El decreto de Barack Obama pretende que se actúe para detectar con la suficiente antelación ante estos fenómenos y se tomen las medidas necesarias para poder darles respuesta.