El adolescente más alto del mundo mide 2,38 y seguirá creciendo
Los médicos creen que superará el récord mundial que está actualmente en 2,51 metros
Broc Brown, considerado ya como el adolescente más alto del mundo, tiene 19 años y mide 2,38 metros. El joven estadounidense, que vive en la ciudad de Jackson (Michigan) padece un extraño síndrome que afecta únicamente a una persona entre 1.500.000.
Los médicos creen que el trastorno genético que sufre Brown hará que siga creciendo hasta superar al turco Sultan Kosen, que ostenta el récord mundial con 2,51 metros. Ya en primaria medía 1,89 y cuando entró en secundaria había superado con creces los dos metros.
La familia conoció que Broc padecía el síndrome de Sotos cuando este tenía solo cinco años. Los médicos informaron entonces a la madre de cómo consecuencia de esta la dolencia, conocida como “gigantismo cerebral”, el pequeño viviría 12 años como máximo. Ahora aseguran que, a pesar de sus dolencias, podrá llevar una vida normal.
Síntomas de la enfermedad
Además del gigantismo, otros síntomas de esta enfermedad son los problemas de aprendizaje, la curvatura de la columna vertebral, estrechamiento de la médula espinal y tensión elevada en el corazón. Por desgracia, no puede tomar ningún analgésico para todas estas dolencias porque nació solo con un riñón.
Aún así, el joven se muestra optimista en cuanto a su futuro: "Por desgracia, siempre tendré que hacer frente a algún tipo de dolor, pero estoy muy feliz de saber que voy a vivir por un largo tiempo".
Al dolor, hay que sumar los enfados descontrolados que sufre de forma intermitente y que solo pueden afrontarse tomando medicación. Su madre, Darci, habla así de esos episodios: "Cuando se enoja se pone como loco. No le llevarían muchos segundos hacer un agujero en la pared. Pero él más que bueno y dulce. Su corazón es tan grande como su cuerpo".
El día a día
Los pies de Broc miden 62 cm de largo, por lo que toda la ropa y el calzado debe hacerse a medida por lo que llenar su armario resulta muy caro.
Sus muebles también son personalizados, su cama o una silla de 1.000 dólares, son solo algunos ejemplos de lo costoso que es para este adolescente llevar una “vida normal”. Sus vecinos, conscientes del problema que supone esto para la familia, organizaron una recaudación de fondos con la que lograron reunir 100.000 dólares para ayudarles a costear todo.
Ahora, Broc busca trabajo, como dependiente o cajero en un supermercado, y dice que le gustaría no sentirse tan distinto al resto de la gente: "Me encantaría dejar de crecer. Ya es demasiado. Pero es lo que me tocó".