Alcaraz: “No siento que haya un cambio de era... de momento”

Pronto, sobre las 9:15 hora local, Carlos Alcaraz llega al All England Club con su agente, Albert Molina, para atender a los enviados de los medios de comunicación españoles el día después de vencer a Novak Djokovic en la final de Wimbledon. Bastante entero, lo que denota que la cena de gala y la celebración con su gente no se alargó demasiado, viste con ropa deportiva, con una estilosa sudadera blanca un tanto oversize, pantalón de chándal gris y coloridas zapatillas de la marca que le equipa en el circuito. Atiende a los periodistas, uno por uno, en la terraza de la zona de jugadores, donde en días anteriores jugaba al parchís el serbio con los miembros de su equipo. Después le espera la clásica sesión fotográfica que hacen los campeones del torneo con la Challenge Cup, el trofeo masculino que levantan en el Grand Slam británico, coronado por una piña dorada. Una empleada del torneo, que es española, trae una bandera de España de su casa para darle un toque especial a las fotos, el día después de que Carlos y la Selección de fútbol completaran un domingo de ensueño para el deporte nacional.

Hablábamos los compañeros de la prensa sobre la sensación de que usted cerró una era al ganar de nuevo a Djokovic y ahora estamos en la suya. ¿Cómo lo ve?

Bueno, la verdad es que no lo siento de esa manera. He visto mucha gente que ha dicho que es un cambio generacional, una nueva era, un cambio de guardia por el partido del domingo, pero al final yo tampoco es que lo vea así. Intentamos trabajar lo máximo posible para poner en problemas a Djokovic. Lo máximo posible para intentar estar ahí todas las veces que podamos, pero no siento que haya un cambio de era, un cambio generacional o un cambio de guardia, de momento.

También dijo tras la final que quiere seguir soñando. Como chico de 21 años de un pueblo de Murcia, ¿le sigue pareciendo alucinante todo lo que está viviendo o ya se ha acostumbrado?

No, no. Al final todavía alucino con las cosas que estoy viviendo, con las cosas que voy consiguiendo, también con las personas que al final puedo ir conociendo a lo largo de mi camino. Sigo todavía en una nube. Muchas veces hablo con mis colegas, sobre todo con los del pueblo, de que todos nosotros estamos soñando todavía. Ellos por estar viviéndolo con una persona cercana y yo por vivirlo personalmente. Pero la verdad es que intentamos tomárnoslo con la mayor naturalidad posible, intentamos normalizarlo. Aunque con este tipo de cosas cuesta bastante.

Cuando la gente, miles de personas, celebran un punto suyo, o gritan o le animan en una pista como la Central de Wimbledon. ¿Qué siente en ese momento, qué le pasa por el cuerpo?

La verdad que a los tenistas no nos afecta mucho y no pensamos demasiado en ello. Al final también estamos concentrados en el partido, en el siguiente punto. Pero es lo que digo, que me alegra muchísimo que tanto las personas que están en el estadio viéndome y alucinando con muchos puntos que hago, como también la gente que está en casa viéndome desde la tele, esperando esos puntos, esos golpes que me caracterizan y al final me animan y gritan, para mí es increíble. El cariño y el apoyo que siento allá donde voy, es algo maravilloso.

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¿Se ve mejor que el año pasado, más fresco para lo que queda de temporada? Porque desde fuera sí parece que ha hecho la planificación de manera acertada, en ocasiones por las lesiones…

Bueno, más fresco físicamente no lo sé. Pero sí que es verdad que yo soy un chico que aprende de las cosas que ha hecho mal y que intenta no tropezar dos veces con la misma piedra. El año pasado, a partir de Wimbledon me pasó un poco factura (quizá cierta relajación). No en la gira americana, pero después. Y este año ya sabemos lo que tenemos que hacer, por dónde tenemos que ir. Y vamos a intentar que no pase lo mismo. Así que a lo mejor físicamente no voy a decir que estoy más fresco. Estoy a la par, similar, pero mentalmente sí que estoy más fuerte y sé el camino que tengo que tomar.

Estos días estuvo intercambiando mensajes con la gente de la Selección campeona de la Eurocopa. ¿Recibió o mandó alguno antes y/o después de la final?

Sí, sí. Cuando terminé mi partido tenía un mensaje de Morata, que es con el que más hablo, con el que mejor me llevo. Una de las primeras personas que llamé en el vestuario fue a él, que estaba caminando al estadio antes de jugar la final. Y nada, le deseé toda la suerte del mundo. Al final ellos también tenían sus cosas, concentración, lógico. Nada, me dio tiempo de desearle suerte y al final todo fue bien.

Hay un paralelismo entre usted, que es un campeón muy joven, de 21 años, y la Selección, que también tiene chicos de 17, de 22… ¿Cree que eso bueno para el deporte español, que venga gente con naturalidad, con ese espíritu juvenil de buena gente?

Yo creo que sí, creo que eso también es muy bueno. Por ejemplo, Lamine (Yamal), Nico (Williams), son chicos de 17, 22 años, que han marcado la diferencia en esta Eurocopa. Era la primera vez que jugaban con la Selección o de las primeras veces. Su primera Eurocopa. Y lo han hecho de una manera increíble, como si tuvieran una experiencia bárbara. Está muy bien ver jugadores nuevos en España que luchan como ellos, que se dejan la piel por la bandera, por el país, que destacan. Pienso que es maravilloso tener una Selección o atletas jóvenes que apuntan maneras, que van para arriba. Ojalá tengamos muchos años de disfrute.

¿Se identifica con ellos?

Sí, me identifico totalmente con ellos. Como que vamos creciendo poco a poco y para el deporte ver caras nuevas y estar ahí en lo más alto, pelar por cosas grandes, yo creo que es bonito.

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