Adiós inesperado de Rafa Nadal ante Tiafoe en el US Open
Nadal cae ante Tiafoe en octavos del US Open. No perdía antes de cuartos en un Grand Slam desde Wimbledon 2017. Aún puede ser número uno.
“Creo que puedo ganarlo. Voy a ir a por él”, avisó Frances Tiafoe después de vencer a Schwartzman en la tercera ronda del US Open cuando le preguntaron sobre su enfrentamiento en octavos contra Rafa Nadal. Y por lo visto este lunes en Nueva York, no iba de farol. El estadounidense se impuso por 6-4, 4-6, 6-4 y 6-3 en tres horas y 34 minutos, y se enfrentará mañana a Andrey Rublev, que venció por un triple 6-4 a Cameron Norrie. Nadal no caía antes de cuartos en un Grand Slam desde Wimbledon 2017, cuando le venció antes el luxemburgués Gilles Muller. Desde entonces, 16 majors por encima de la cuarta ronda. Cierra el año en la categoría con dos títulos, Australia y Roland Garros, y 22 en el total de su carrera. “Frances fue mejor y yo no encontré la manera de mantener el nivel todo el partido, en parte por motivos tenísticos, y quizá por todo por lo que he pasado estos últimos meses”, explicó. Pese a la derrota, aún puede ser número uno el 12 de septiembre (lo es virtualmente), siempre que ni Alcaraz ni Ruud alcancen la final.
Durante la primera manga, Nadal no consiguió hacerle daño a Tiafoe al resto. De hecho, no dispuso de oportunidades de break y el americano jugó, casi siempre, bastante cómodo con sus saques. El cuarto del manacorí, que no había tenido demasiados problemas para sobrevivir hasta entonces, se torció por un inteligente envío de Frances a sus pies para un 5-3 en contra que no pudo levantar. El tenista de 24 años y 26º del mundo no había podido ganarle un set en sus dos anteriores duelos y se vio con una ventaja ilusionante ante una leyenda en un Slam.
Tras un largo tiempo muerto médico (unos ocho minutos) para que le vendaran las muñecas en el vestuario, Rafa trató de encontrar el camino para romper el servicio de su rival, pero no mejoró. Al menos, sacar no suponía un problema para el español y era cuestión de tiempo que la consistencia de Tiafoe decayera y al mismo tiempo aumentara la fortuna de Nadal. Una bola suya que rozó la línea por fuera le puso camino de su primer break, confirmado por una inoportuna doble falta de su oponente, justo para hacerse con el parcial. La presión ante un jugador como el balear es enorme, aunque no raye a la altura de su mejor versión.
Desenlace fatal
Las sensaciones del manacorí no mejoraron a partir de ese momento. Continuó cómodo con su servicio, pero no acababa de interpretar bien el juego de Tiafoe, que no daba su brazo a torcer y tuvo su segunda opción de rotura tras el 3-3. La aprovechó y puso en jaque al español al consolidar la ventaja y adelantarse de nuevo. Así las cosas, la situación, con la pista tapada por la amenaza de lluvia, se tornó dramática para Nadal, cuando después de iniciar bien la cuarta manga (”Cafeeeeeeé, tómate un café”, le gritaba Moyá señalando un vaso) con quiebre y 3-1 a su favor, perdió tres juegos seguidos en un arranque de orgullo del estadounidense, que demostró determinación y mentalidad para resistirlo todo, incluso el apoyo incondicional al balear de parte de sus compatriotas en la Arthur Ashe. Nadal perdió su condición de invicto en Slams (acaba con una marca de 22-1) este año, en un torneo en el que nunca estuvo del todo, ni mucho menos al 100%, porque emocionalmente se encontraba en casa, donde le espera la paternidad, su futuro.