Muguruza vuelve a caer en primera ronda de un Slam

La reacción de Garbiñe Muguruza no llegó, desgraciadamente, en el Open de Australia. La española, que no gana un partido desde que a mediados del pasado mes de septiembre se impusiera en octavos del WTA 500 Tokio a la griega Despina Papamichail, tampoco pudo con Elise Mertens (3-6, 7-6 (3) y 6-1 en 2h28) este martes en Melbourne. Y eso que, como viene siendo costumbre en su trayectoria reciente, tuvo la victoria al alcance de la mano, cuando sacó con 6-5 en el segundo set después de haber ganado con un ejercicio de resiliencia el primero. “Llevo bastantes partidos en los que empiezo jugando bien y luego en los momentos clave… Quizá no ofrezco el nivel más alto, tampoco uno malo, aunque en esos instantes hay que cerrar el partido con decisión y claramente no estoy haciéndolo”, admitió.

Y es que no hay manera de que Garbiñe levante cabeza. Y no es una cuestión de actitud, lo que resulta preocupante, porque es el juego lo que no la acompaña y sus oponentes lo saben. Muguruza pone toda su voluntad en la pista. Sin embargo, no le salen las cosas. Ni siquiera ante rivales que, como Mertens, a la que había superado en sus dos anteriores enfrentamientos, le facilitan las cosas. Porque la número 32 del mundo, de 27 años, que se medirá con Davis o Kovinic, no tiene golpes definitivos, juega bien de revés, pero no con el drive, en la red no es especialmente brillante y hace muchas dobles faltas. Todo eso no lo supo aprovechar tácticamente Garbiñe, que jugó con una equipación negra pese al calor abrasador (34º) y se ha despedido seis veces a las primeras de cambio en los últimos 14 Grand Slams, desde Wimbledon 2019. “Ahora mismo es duro, porque siento que tuve un momento para cerrar el partido, no lo hice y la di alas. Perdí mi momento en el segundo set y claramente en el tercero ella subió su nivel y yo sufrí físicamente. Es difícil perder en primera ronda, nunca es fácil de aceptar”, dijo Muguruza.

Su caída después de ser campeona de las WTA Finals en noviembre de 2021 es imparable, con un balance negativo de 12-20, una racha de cinco derrotas consecutivas y con el consiguiente descalabro en el ranking. Ahora es la 73ª del ranking, pero descenderá probablemente por debajo del 81 porque defendía los 70 puntos de la segunda ronda del año pasado en el major aussie y pierde 60. “Tendré que hacer un calendario adecuado a mi ranking. Intentaré jugar esos torneos [en Oriente Medio, siguiente estación del calendario], pero si no pudiese miraré otros de menor categoría. Hay que intentar jugar más partidos”, explicó.

Cualquier tiempo pasado fue mejor

Finalista del torneo en 2020, número uno en 2017 y ganadora de dos Slams (Roland Garros 2016 y Wimbledon 2017), Garbiñe no encuentra la forma de volver a pelear en la élite de un circuito imprevisible, que da muchas oportunidades, pero que al mismo tiempo es complicado, porque casi cualquiera puede ganar. Para colmo, terminó con molestias en el gemelo derecho y los pies con ampollas. “Ha sido una mezcla entre tensión y el cansancio. Es verdad que he notado el calor, no obstante supongo que como ella”. Para volver a competir, necesitará una invitación. “He jugado muchas veces torneos de 250 o 500, y siempre viene bien. Incluso cuando mejor estaba, también he jugado este tipo de torneos para coger confianza; está claro que a todo el mundo le gusta jugar los Grand Slams y las finales, pero ahora me toca trabajar humildemente y pasar un poco desapercibida para tratar de escalar otra vez”. Así es ahora la vida deportiva de Muguruza.