El peor Djokovic en 2.542 días: “La muerte del tenis le espera”

Djokovic no está siendo Djokovic, el ganador de 24 Grand Slams y, por títulos y récords, el mejor jugador de todos los tiempos. El serbio, a sus 37 años, es la única pata en pie del Big Three. El último aliento de la época más gloriosa del tenis mundial, sumergido en un cambio de era inevitable. Ley de vida. Sin Federer ni Nadal, Nole es la imagen de esa grandeza. Su momento actual, sin embargo, anima a disfrutar al máximo de lo que quede de aquello. Si es mucho o poco, sólo el tiempo lo dirá. El balcánico, sea lo que fuere, está abriendo las puertas del pesimismo. Este domingo, con su fallido debut en Indian Wells, sumó su tercera derrota seguida, una racha negativa que no atravesaba desde 2018. Su momento actual, además, se suma a lo visto el año pasado, con el oro olímpico como brillante alegría (la “mayor” de su trayectoria, según él mismo), pero sin más títulos en el palmarés. En su caso, con 99 trofeos alzados, son motivos de preocupación.

El propio Djokovic lo admite. “Al ser constante durante tantos años, obviamente tienes altas expectativas de ti mismo. Las cosas han sido diferentes para mí en los últimos años. Me está costando jugar al nivel deseado. De vez en cuando, tengo un par de buenos torneos, pero la mayoría de las veces es un verdadero desafío. Es una lucha para mí”, expresó el serbio después de caer contra Botic Van de Zandschulp en uno de los peores partidos que se le recuerdan. “A Novak no le había pasado esto en 2.542 días”, publicaba, pocas horas después, el medio balcánico Sportklub, en referencia al tiempo que había pasado desde que Nole había encadenado otras tres derrotas seguidas. La primera fue en el Open de Australia, donde se tuvo que retirar por lesión en las semifinales, y la siguiente, en primera ronda de Doha, contra Matteo Berrettini. “Creo que a Djokovic le falta motivación cuando no juega un Grand Slam”, dijo entonces el tenista Steve Johnson.

Algunas voces, por diferentes motivos, empiezan a dudar de Djokovic. Antes de su debut en Indian Wells, sin ir más lejos, el serbio recibió algunas de las palabras más duras escuchadas a lo largo de su carrera. Salieron de la boca de Dmitry Tursunov, extenista ruso que llegó a ser 20º del mundo, y vaticinaban su “muerte tenística”. “Su propio cuerpo es ahora su mayor oponente. No importa cómo planee engañar al tiempo: la ‘muerte del tenis’ lo estará esperando. Por supuesto, todavía tiene la motivación para jugar al más alto nivel, pero en el tenis se pierde la sensación de inmortalidad mucho más rápido que en otros deportes. Los logros pasados se olvidan rápidamente”, expresó Tursunov.

Con más o menos razón, el destino hará de juez, Djokovic no pudo pasar de primera ronda en Indian Wells, donde mostró debilidades en aquellos apartados que, tradicionalmente, han sido sus mayores fortalezas: su movilidad, con esos desplazamientos y elasticidad inverosímiles que todo el mundo tiene en la mente, su cabeza, con una frustración descontrolada, y su físico, con un malestar constante en varias partes de su cuerpo, con Australia como mejor ejemplo. De Doha, luego, en unas imágenes captadas por AS, se marchó cojeando, aunque después negara una lesión. Contra Van de Zandschulp, se quejó de la zona del cuello. “Siempre pasa algo, pero no quiero hablar de ello. No hay excusas. Simplemente, no te sientes bien cuando juegas de esta manera en la pista, pero felicidades a mi oponente. Lamento el nivel del tenis teniendo en cuenta cómo he entrenado estos días”, dijo en rueda de prensa para despedirse de Indian Wells. Miami, nueva oportunidad para ‘resucitar’.

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