Un año de la última final de Nadal en Bastad: “No hay excusas”

El tiempo es implacable y no hace prisioneros, pero también otorga la dimensión que merece a los éxitos que el presente trata de normalizar. En el caso de Rafael Nadal, que convirtió en rutina lo extraordinario a lo largo de su carrera deportiva, su ausencia en las pistas sirve para dar aún más valor al legado que dejó tras 23 años como tenista profesional.

Para alguien que conquistó 92 títulos, entre ellos 22 Grand Slams, y disputó un total de 131 finales ATP, afrontar un partido importante debía ser lo más parecido a cualquier día normal en la vida de un ser humano terrenal. Sin embargo, la perspectiva que otorga el paso de los meses tras su retirada permite destacar lo que consiguió el manacorí con una raqueta en su mano no dominante. Y no solo en las victorias, sino también en las derrotas.

Justo en esta fecha, pero de 2024, Nadal disputaba la que acabaría siendo la última final de su carrera deportiva. No fue la ansiada de los Juegos Olímpicos de París (con o sin Alcaraz a su lado), ni tampoco la de la Copa Davis en Málaga, que terminó siendo una decepción por el resultado y su descafeinada despedida. Fue la del ATP 250 de Bastad, un torneo ‘menor’ al que acudió precisamente para llegar de la mejor forma a los citados compromisos que le aguardaban.

Tras una semana sin encontrar las mejores sensaciones en su juego, consiguió plantarse en el partido decisivo por el título ante el portugués Nuno Borges, por aquel entonces número 51 del mundo. Lo que parecía una clara oportunidad para sumar otro trofeo a sus vitrinas y adquirir confianza, acabó en un crudo golpe de realidad.

La final comenzó con un frenesí de breaks y contrabreaks del que terminó saliendo victorioso Borges, que logró ganar hasta un 62% de los puntos al resto en el primer set. Nadal no fue contundente con su saque y, a pesar de demostrar una buena versión física en los intercambios largos, no pudo hacer mucho para evitar el 6-3 inicial.

En el comienzo de la segunda manga, el español se mostró algo más sólido, trató de abrir la pista con sus clásicos golpes liftados y parecía encontrar soluciones, pero esa sensación solo duró cuatro juegos. Concretamente hasta el 2-2. A partir de ahí, Borges se hizo dueño y señor del partido. Tanto, que le acabó ganando 31 de los 51 puntos que tuvo el set para poner el 6-2 final y lograr su primer y único título ATP hasta la fecha.

“Hoy no ha sido mi mejor día. Nuno ha jugado muy bien y ha sido muy difícil para mí, aunque me he divertido en pista. El nivel ha estado muy lejos del que debería haber mostrado; ha sido muy diferente al de los entrenamientos. Tengo que jugar mucho mejor para ser competitivo, no hay excusas”, declaró Nadal en la rueda de prensa posterior.

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Casualidades del destino, ese partido en Bastad acabaría siendo su última final. Después, le esperarían unos Juegos Olímpicos en Roland Garros que acabaron en dieciseisavos ante Djokovic y en cuartos de dobles junto a Alcaraz, otras dos derrotas ante el serbio y el murciano en el Six Kings Slam y la eliminación en los cuartos de la Copa Davis ante Van de Zandschulp. Unos resultados en su ocaso como tenista que sirvieron para dar valor a sus éxitos en el pasado y recordar que, en ocasiones, ni siquiera los más grandes tienen la opción de retirarse en la cima.

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