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TENIS | SIX KINGS SLAM

Salir de un sueño para meterse en otro

Alcaraz gana a Nadal en el último enfrentamiento de los dos colosos del tenis español. El sábado, el murciano se enfrentará a Sinner en la final y el balear, a Djokovic por el tercer y cuarto puesto.

Riad (Arabia Saudí)
Rafa Nadal y Carlos Alcaraz dispuestos a saludarse al final de su partido en el Six Kings Slam.
Rafa Nadal y Carlos Alcaraz dispuestos a saludarse al final de su partido en el Six Kings Slam.Hamad I MohammedREUTERS

Se acabó, ya no habrá más partidos que enfrenten a Rafa Nadal y a Carlos Alcaraz. El estandarte del tenis español le da el relevo al nuevo ídolo, que le ganó por un doble 6-3 en 78 minutos en las semifinales del Six Kings Slam, la exhibición que se disputa en Riad con una pila de millones repartidos entre sus seis participantes, con un premio de 5,4 para el ganador. A ellos aspirará Alcaraz, que se enfrentará el sábado (sobre las 20:30, Movistar + y DAZN) a Jannik Sinner, después del triunfo del italiano ante Novak Djokovic en tres sets. Un resultado que abría la posibilidad de un duelo entre el serbio y Nadal, que se producirá en la final de consolación por el duelo por el tercer y cuarto puesto (18:30). Serán dos choques generacionales, el del futuro y del presente que llega a su fin. Ley de vida. El hombre de arena, señor de la tierra, como le presentó el estupendo vídeo promocional del torneo, no pudo con el cíborg. Qué suerte para España y para el mundo salir de un sueño para meterse en otro.

“Carlos es muy bueno. Está jugando de forma fantástica los últimos años, siendo mejor y mejor. Lo he intentado. He estado competitivo hasta hace un par de meses, pero no ha sido posible contra un animal como él”, dijo Rafa. “He sentido mucho apoyo por todo el mundo. Siento que no podré devolverlo todo y la energía que la gente me ha dado. Me siento muy afortunado. He tenido una larga y exitosa carrera y he intentado ser agradable con todos”, añadió.

Y la verdad es que la presentación de Nadal fue, sin duda, la más celebrada, entre otras cosas y al margen de su inmensa impronta y del cariño que despierta siempre, por la reciente vinculación del manacorí con la Federación de Tenis de Arabia Saudí, de la que es embajador, además de haber creado allí una sucursal de su academia. Ajeno a las preferencias del público, Alcaraz ganó los ocho primeros puntos del encuentro. Full power (a toda máquina), como había dicho que jugaría después de barrer el miércoles al danés Holger Rune. “Sabía que tenía que estar concentrado y dar lo mejor de mí para ganar a alguien como Rafa, que siempre es duro. Me siento afortunado de jugar una vez más contra él”, señaló al final. Olía a correctivo, pero Rafa empezó a sacar bien y a jugar mejor tácticamente, enviando al murciano bolas más pesadas, con cambios de dirección y altura, y subidas a la red. Así evitó el descalabro y se mantuvo con dignidad en una pista rápida y cubierta que era más favorable para Carlos. Peleó hasta el final del primer set, aunque no pudo encontrar suficientes fisuras en el servicio de su lozano rival y encajó un segundo quiebre que puso fin a la pugna en un largo juego.

En las gradas, cundió el desánimo. Nadie celebró que Alcaraz iba por delante en el marcador. Al fin y al cabo, a Nadal le quedan solo unos pocos días de carrera y el de El Palmar es el presente y el futuro del tenis. Era lógico que la gente apoyara al ganador de 22 Grand Slams. Y se lo merecía, no por condescendencia, sino por sus enormes méritos durante más de 20 años de carrera y por todo lo que ha hecho disfrutar a millones de personas en todo el mundo.

Fuerza contra experiencia

A lo suyo, Carlos quería demostrar que es una versión evolucionada del tenista perfecto: poderoso, rápido, con buena mano, implacable, haciendo fenomenalmente algunas cosas que ni el propio Nadal podía hacer tan bien cuando tenía 21 años. Al balear le quedaba la carta de la experiencia, del saber estar y jugar, la mentalidad inquebrantable de mejorar para buscar soluciones, cualidades que lució como nadie. Probablemente, Rafael júnior, que estaba en el pabellón, en brazos de su madre, no se acuerde de lo que vio, pero quedará, de algún modo, en su subconsciente. Poder viajar con su hijo, ha sido la mayor alegría que ha tenido en los últimos compases de su trayectoria. A pesar de que le hubiera gustado tener más éxito más delante de él. “No creo que crea que soy bueno, porque desde que nació (su hijo) he perdido más de lo que he ganado”, bromeó.

Alcaraz sentenció con un revés cruzado inalcanzable. Se puso 3-1 arriba y tiró para adelante sin piedad y con algo de fortuna, todo hay que decirlo. Consolidó la ventaja con un juego en blanco y el duelo se aceleró hacia un final un tanto frío, calentado solo por los gritos de apoyo de la afición saudí. “Let’s go, Rafa” (Vamos, Rafa), resonó en The Venue. Pero entre aquel 6-1 y 6-2 para Nadal en el Madrid Open de 2021 a este coque amistoso descafeinado, medió un abismo. Eso sí, colgará la raqueta con el cara a cara oficial ganado por 2-1, gracias a aquella épica victoria en las semifinales de Indian Wells 2022, antes de que, solo unos meses después, Carlos se tomara la revancha en la capital de España. Aún les queda un capítulo que escribir juntos, como compañeros en la Final a 8 de la Copa Davis, el mes que viene en el adiós definitivo del más grande.

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