Carreño, con el corazón roto tras perder 9 match-balls en casa
Rinderknech venció al gijonés, que se retiró de la pista al borde de las lágrimas tras un durísimo partido culminado en un eterno desempate (18-16).
A Pablo Carreño se le rompió el corazón este viernes en el Gijón Open tras desperdiciar, o según como se mire, que su rival, Arthur Rinderknech, le levantara nueve puntos de partido (tres con 5-4 al resto y seis en el tie-break) en los cuartos de final del ATP 250 de su ciudad natal, delante de toda su familia, de sus amigos y de un público, casi 3.700 espectadores, que le animó sin descanso. No es la primera vez este año que le ocurre algo parecido al asturiano, perdió tres ante Van de Zandschulp en Madrid, cinco contra Sinner en Miami y otras tres frente a Munar en Indian Wells. Pero ninguna de ellas fue tan dolorosa. El caso es que Rinderknech aprovechó el sexto match-ball que tuvo en un desempate final de locos para culminar la remontada y vencer por 4-6, 6-3 y 7-6 (16) en el partido más largo del torneo (3h07).
Fue un drama, un duelo épico, un duelo épico sin final feliz para Carreño, que jugaba en casa, con una ilusión tremenda, pero se encontró con un oponente en estado de gracia. El francés de 27 años y 56º del mundo venía de ser cuartofinalista en Metz y en Tel Aviv y dio un paso adelante, entre otras cosas, gracias a su saque (14 aces) y a que en momentos importantes del encuentro cometió menos errores no forzados de los que acostumbra, aunque al final acabara con 28 por solo 13 de Carreño. Arthur jugó con valentía y determinación, igual que Pablo, al que solo se le puede reprochar quizá que no hiciera algo más en las cuatro bolas de victoria de las que gozó con su servicio en un tie-break en el que 14 de los últimos 16 puntos los ganó el restador. Tremendo.
“El partido fue de locos, le dedico la victoria a mi abuela, que falleció hace cinco días”, dijo Rinderknech, que también lloró debido a ese motivo. “Quería ganar por ella, y no sé cómo lo he hecho”, añadió. Pero lo hizo en ese eterno desempate, lleno de alternativas, que puso a prueba el corazón de los espectadores, y se enfrentará este sábado al ganador del último duelo de la jornada: el estadounidense Sebastian Korda, que batió al británico Andy Murray por 6-4, 1-6 y 6-1 en 2h27.
“Me voy jodido”
Para Carreño, la derrota es un palo también porque lo aleja, casi definitivamente, de la lucha por las ATP Finals. Es 13º, a 570 puntos de Taylor Fritz, que marca la línea de clasificación. “Ha sido una derrota dura, pero quedándome con lo positivo, ha sido un buen partido. Él (Rinderknech) es un jugador que se desenvuelve muy bien en estas condiciones. Me voy jodido, porque es un resultado difícil de aceptar. El tenis es así de duro a veces, pero tengo que levantar la cabeza. Me quedo con el apoyo del público, que me ha animado hasta el último momento”, dijo el gijonés, que espera volver el año que viene: “Cuando me fui con 15 años de Gijón no podía imaginarme lo que iba a vivir. Ojalá pueda sentir otra vez lo que he sentido estos días aquí, el cariño de la gente, el apoyo de todo el mundo... ha hecho que la semana sea fantástica. Si hubiera acabado campeón, habría sido la mejor de mi vida”.