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TENIS

Rafa Nadal: “Cuando llegue a París sabré si es mi último año”

El tenista español concedió una entrevista a ‘El País Semanal’ en la que habló de sus lesiones, de su rivalidad con Federer y Djokovic y también sobre su posible retirada tras 2024.

El tenista español Rafael Nadal, durante su entrenamiento con Ben Shelton antes de debutar en el cuadro individual del Torneo de Brisbane.
PATRICK HAMILTONAFP

Rafa Nadal concedió una extensa entrevista al periodista Manuel Jabois que se ha publicado este domingo en la última edición del año de El País Semanal. En la entrevista, que tuvo lugar durante la preparación que Nadal realizó en su academia en Kuwait, el tenista español repasó su calvario con las lesiones, su rivalidad con Federer y Djokovic y también las cuestiones sobre su posible retirada a final de la temporada 2024.

Control antes que fuerza: “Por muy fuerte que se golpee la bola, los mejores jugadores son jugadores de control. Tú no ves jugadores muy top que no sientan extraordinariamente la bola. Porque al final los partidos se deciden en pocas bolas y los jugadores con más sensibilidad en la mano, con los que tienen más regularidad, los que están arriba, los que aparecen en las rondas finales. Los jugadores explosivos son muy peligrosos, sí. Pero son una ruleta rusa: tienen el día, o no. Y en mi carrera he aprendido algo: jugar mal y ganar marca la diferencia. Y eso solo lo haces controlando los partidos, estés como estés jugando. El que consigue ganar más partidos a fin de año jugando mal va a estar arriba. ¿Por qué? Porque tú no vas a jugar mal todos los días. Pero cuando juegas mal y ganas, tienes la oportunidad de jugar mejor al día siguiente. El abecé en nuestro deporte es saber ganar jugando mal. Y eso lo haces si mentalmente estás preparado y tienes la humildad para asumir que a veces juegas mal, y sobreponerte.

Crítica al estilo de tenis de los pegadores: “Ha habido una evolución a un tenis de golpear más fuerte, de golpear prácticamente sin pensar. Es un tenis que no requiere de preparación alguna del punto para buscar el golpe ganador. La mayoría de los jugadores juega muy parecido. Todo el mundo le pega muy fuerte a la pelota. Desde la primera bola. (…) A mí no me gusta. Concibo el deporte como una manera más de pensar, de analizar, de pensar soluciones. En ese tenis la solución siempre es jugar muy bien, tener un nivel muy preciso de tiro y estar acertado. Hay poca táctica”

¿Su último título de Grand Slam? “No te voy a engañar, puede que Roland Garros 2022 haya sido mi último título de Grand Slam, y para mí no es fácil decir esto porque uno está programado para pensar siempre en lo máximo, pero llega un momento en el que sabes que esto no es real. Y necesito hacer un trabajo mental diario de decir: ‘Vale, mi objetivo es estar lo mejor posible, pero no permitas que si las cosas no vayan bien te frustre, porque soy muy consciente de que las cosas no van a ir bien, o es casi imposible que vayan bien’. He tenido poquísimo tiempo de preparación, no soy cabeza de serie de nada, tengo la edad que tengo…”

La lesión crónica en el pie izquierdo: “Yo tuve una lesión muy importante en 2005, con 22 años. A partir de ahí tengo un pie que es lo peor de mi cuerpo (el síndrome de Müller-Weiss). Eso es lo que me destruye, realmente. Me destruye el cuerpo. Se ha desestructurado todo lo demás para intentar salvar el pie. Pude salvarlo, pero me ha descompensado el resto. Y lo que me termina destrozando es tener más dolor de la cuenta diariamente. Hay dolores limitantes, sí, y otros fuera de la pista: esos acaban contigo. Porque yo tengo que ser feliz fuera de la pista. Dentro, las cosas pueden salir mejor o peor, es deporte. Pero cuando tienes dolor siempre, también fuera de los torneos, no eres feliz en tu vida personal. Despertarte y sentirlo, saber que está ahí de nuevo. Vivir con dolor es frustrante. Y afecta a tu carácter. Yo soy una persona positiva, tranquila, alegre, y el dolor me echa abajo”.

Su carácter ante la adversidad: “Tuve una gran preparación mental de joven. Entrené de niño muchas horas, bajo mucha presión y con una gran intensidad. Mi tío Toni Nadal me exigía mucho. Estaba acostumbrado a vivir situaciones de tensión diarias. Me ayudó a forjar un carácter que me ha servido para lo que vino después. A mí el dolor no me ha ayudado a ganar a mis adversarios. El dolor, lo único que me ha ayudado, es a valorar las cosas buenas que me han pasado”

Su derrota más orgullosa y más dolorosa: “Yo soy más competidor que ganador, la verdad. A mí la derrota no me destroza. Hay partidos que te duelen perder, solo faltaría. Pero soy más competidor. Si yo compito, me siento bien. Un ejemplo es la final que perdí con Djokovic en el Open de Australia 2012, seis horas de partido. Lo tuve perdido en el cuarto set. Lo tuve ganado en el quinto. Y lo termino perdiendo. Acabo por los suelos: una final de Grand Slam, un partido medio ganado… Pero no estoy frustrado: competí al máximo. Y estoy satisfecho. He dado lo máximo que tenía. He jugado bien. He luchado hasta el final. He perdido. Me ha ganado el otro. Esto es deporte: si te dedicas a esto, o ganas, o pierdes. Sí, me frustró muchísimo perder la final de Australia 2014 contra Wawrinka. Me rompí, me lesioné la espalda en el primer set. Eso sí que me hundió. Me dejó tocado durante bastante tiempo. ¿Por qué? Porque no pude ni competir”.

La rivalidad entre Federer y Nadal: “Se habla mucho de la rivalidad entre Federer y Nadal en lugar de los Djokovic-Nadal o los Djokovic-Federer porque es una combinación de estilos muy radical. Federer era la perfección a nivel estético, a nivel de elegancia, a nivel técnico. Cuando llego yo, él era el número uno del mundo y le sale un rival con el pelo largo y con un físico exuberante. La elegancia contra un guerrero. Había un pack de combinación de personalidades y de estilos. Y eso, unido a que hemos jugado muchísimos partidos en los escenarios más importantes, convirtió nuestra rivalidad en algo que trascendió más que cualquier otro duelo”.

Cómo ganar a Djokovic: “Ha potenciado mucho sus virtudes, pero no ha adaptado su juego de manera radical. Yo para jugar contra Federer tenía una táctica muy marcada; él sabía lo que yo iba a buscar, yo sabía que intentaría defenderse. Era una partida de ajedrez. Y cuando te equivocabas, lo sabías. Con Djokovic no hay ese nivel de estrategia en los partidos. Hay que jugar a un nivel muy alto y durante mucho tiempo para ganarle, es diferente”.

La táctica para ganar a Federer: “Cuando vuelve en 2017, después de su lesión, hace un cambio muy importante. Cambia la raqueta por una más grande, que golpea más fuerte, y hace un cambio mental. Como sabe que no puede correr como antes, se convierte en un jugador mucho más agresivo. Y a mí me hace mucho daño. Él era un jugador mejor que yo en pista dura, pero hasta ese momento creo que yo le había ganado más veces allí. Pero se reinventa, y le da una vuelta más a su juego: hiperagresivo. Mi táctica de castigarle su revés sigue funcionando, pero no tiene tanto efecto porque no me deja: se dedica a jugar muy rápido. No me permitía hacer mi repetición contra su punto débil. Es algo con lo que se había equivocado en su carrera. Me dejaba repetir los golpes hacia su revés. Su salida era un revés cortado, y yo tengo muy buena bola cuando me la cortan, no me molesta, me gusta devolverla y la devuelvo fuerte, no estoy incómodo. Es el jugador que más me ha impresionado, el que más me ha divertido, el que más me ha emocionado. Me ha emocionado más ver jugar a Federer que a Djokovic, y al final el tenis es emoción, la emoción es lo que te arrastra a él”.

Alcaraz: “He jugado muy poco contra él. Desde que ha llegado al circuito he estado más tiempo lesionado que en pista. Pero tiene un juego muy completo. Reúne unas condiciones muy brillantes en casi todos los registros”.

Posible retirada en 2024: “Cuando llegue a París sabré si es mi último año. Y habrá un anuncio previo. Habrán sido cinco meses de margen en el circuito y sabré mi realidad: uno esas cosas las puede intuir, pero hasta que no las palpa no puede hacer nada. Yo estoy preparado. Soy consciente de que es muy probable que vaya a ser mi último año. (…) Soy consciente de que hay muchas opciones de que se cabe, pero no lo sé al 100%. ¿Si de repente a finales de año físicamente me encuentro bien, a mi familia le va bien por lo que hago, me divierto y me siento competitivo? Pero como sé que esto es muy difícil, me preparo para el adiós”

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