La ‘maldición italiana’ deja sin un récord inmaculado a Alcaraz
El murciano sólo ha perdido 7 partidos en 2022, cuatro ante tenistas de ese país. La remontada de Sinner rompe una racha de 33 victorias en tierra tras llevarse el primer set.
Carlos Alcaraz está demostrando en 2022 que a sus 19 años su asentamiento en la élite del tenis avanza a pasos agigantados. 42 victorias y cuatro títulos alzados (Masters 1.000 de Madrid y Miami más los ATP 500 de Barcelona y Río) le acreditan como el mejor del año (únicamente tras Rafa Nadal) y el número cuatro del ranking mundial a espaldas sólo de Medvedev, Zverev y el propio tenista balear. Su juego avanza basado en el martillo neumático que tiene por brazo en el drive y una consistencia que mezcla precisión, pegada, fantasía, piernas de correcaminos y variedad de golpes.
Sin embargo, una piedra en el camino le acompaña esta temporada al jugador nacido hace 19 años en El Palmar: Italia. Charly ha perdido siete encuentros en el año y cuatro han sido ante tenistas de esa nacionalidad, los dos últimos en finales consecutivas impidiéndole alzar la copa de vencedor en Hamburgo y Umag. Jannik Sinner le ha derrotado en Wimbledon y en el último partido del ATP 250 de Croacia, Matteo Berrettini en el Open de Australia y Lorenzo Musetti hace una semana en la cita alemana. Nadal (Indian Wells), Korda (Montecarlo) y Zverev (Roland Garros) completan el parte negro del murciano.
Cuatro derrotas ante italianos... de seis enfrentamientos ya que en 2022 únicamente ha ganado a dos transalpinos: Fabio Fognini en las semifinales de Río y Berrettini en la final del mismo torneo. Esa maldición le ha hecho perder el 66% de sus enfrentamientos en 2022 ante tenistas de ese país y acumular el 57% de sus derrotas totales en el año ha tenido un damnificado más: perder el récord inmaculado que tenía tras llevarse el set inicial en tierra batida. Hasta la remontada de Sinner en Umag (7-6, 1-6 y 1-6), Alcaraz había ganado 33 partidos seguidos en esa superficie después de anotarse el primer parcial (100% de efectividad). El vendaval de San Cándido rompió la racha.