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TENIS | BUENOS AIRES

Ferrero y el tenis de Alcaraz: “No me gusta cerrarle las puertas”

El entrenador del murciano habla en ‘La Nación’ sobre Carlitos: “Intento que entienda que hay (diferentes) momentos para ser creativo, brillante o trabajador”.

Actualizado a
Juan carlos Ferrero, con Carlos Alcaraz en Buenos Aires.
Argentina Open

Después de no poder acompañar a Carlos Alcaraz en el Open de Australia, porque decidió pasar por el quirófano para someterse a una operación de rodilla, Juan Carlos Ferrero se reincorporó al equipo del murciano para la gira americana, que para ellos ha empezado en el Argentina Open. Buenos Aires es una ciudad que le trae buenos recuerdos al valenciano, que fue campeón cuando aún era tenista en 2010, al vencer en la final a David Ferrer. El entrenador de Alcaraz, ganador el año pasado, que tiene una relación muy especial con su discípulo desde que empezó a trabajar con él hace casi seis años (en 2018), concedió una entrevista al periodista especializado en tenis Sebastián Torok, para La Nación, en la que habló sobre Carlitos.

“Cuando un jugador tiene un potencial que puede ganar puntos desde cualquier sitio, lo más peligroso es perder un poquito el orden. Estar en cualquier circunstancia y pensar que puedes ganar el punto, te puede llevar a equivocarte. Eso es lo que se le ha ido ordenando desde pequeño hasta ahora”, explica Juanki, como le apodan Alcaraz y sus allegados. “Cada vez lo ha ido haciendo mejor. Ahora está leyendo los partidos mucho mejor, ha ido madurando, entendiendo mejor cuándo tiene que hacer ese tipo de puntos, cuándo tiene que aguantar el momento. Pero de todas maneras él también tiene un juego tan natural que a mí, por ejemplo, no me gusta que vaya 5-5 en el tercer set y decirle: ‘Ahora mete diez pelotas como sea, que hay que ganarlo’. No puedo hacerlo”, explica Ferrero, que revela la fórmula con la que guía la preparación del número dos del mundo. “Él tiene que entender la situación, pero tiene un juego natural. Si en un momento le viene a la mente tirar el paralelo y subir a la red, que lo haga. No me gusta cerrarle las puertas en ningún momento, lo único que hago es intentar que él entienda que hay momentos para ser más creativo, otros para ser más brillante y otros para ser más trabajador. Todo eso es ponerlo en la misma olla para cocinarlo y entender. Es un jugador con una explosividad y un talento para mezclar todo lo que acabo de decir y ser cada vez más completo”.

Juan Carlos está más que satisfecho con la actitud de Alcaraz y su manera de asimilar los conceptos que él le expone como entrenador: “Si estuvieras a palos todo el día y peleando, siempre sería muy complicado. Pero Carlos es una persona que siempre pensó muy en grande; mucha gente piensa que, incluso, demasiado grande. Dice que se quiere meter en los récords del Big Three, pensar en los veintipico de Grand Slams… Por una parte, el pensar así de grande lo hace realmente entrenar a lo grande, tener una personalidad muy fuerte para creer que le puede ganar a cualquiera. Ya lo pensaba con 16 años, cuando juega contra Albert Ramos en su primer partido ATP, en Río de Janeiro. Yo le dije: ‘¿Tú crees que puedes ganar?’ ‘Sí, yo pienso que sí’. Y lo hizo. Ya tenía un pensamiento grande. Él opina que todo lo puede hacer. Luego se puede equivocar y no ganar igual cantidad de Grand Slams, pero si no tienes esa mentalidad, difícilmente vas a poder conseguirlo”.

La experiencia de Ferrero como técnico está siendo muy diferente a la que tuvo cuando trabajó con el alemán Alexander Zverev, una relación que no fue del todo bien. “Aquí hubo un cambio grande: cuando yo entrenaba a Zverev y lo dejo para entrenar a Carlos, Zverev estaba cinco del mundo, era un jugador muy hecho, a pesar de que es joven. Me encontré con pocas posibilidades de cambiar ciertas cosas que, a mi entender, necesitaba para ser un mejor profesional y seguir mejorando. Él pensaba otras… Muy bien, hasta aquí hemos llegado. Y con Carlos pude cocinar a un jugador que ya obviamente se veía con unas características impresionantes, con un dinamismo que con 15 años se ve muy poco, pero que había que ordenar, pulir, fabricar. Creo que, entre la familia y el equipo… Su padre (Carlos Alcaraz González) es un entendido del mundo del tenis, ha sido tenista e hizo bien en saber rodearse de gente con experiencia. Hemos podido, entre todos, sacar a un jugador que lo llevaba adentro. Todavía le faltan muchísimas cosas por mejorar, pero por los veinte años que tiene. Es que es imposible que no tenga cosas por mejorar”.

Sinner, una motivación

Sobre la irrupción de Jannik Sinner, la mayor amenaza para Alcaraz, junto con Novak Djokovic, por supuesto, Ferrero la ve más como una motivación: “A Sinner ya lo veíamos trabajar hace dos años muy bien y sabíamos que este momento iba a llegar; hace tiempo que viene tocando la puerta, se le veía tenis para ganar Grand Slams [en enero obtuvo Australia]. Físicamente tal vez era una pequeña duda porque era un jugador muy delgado, pero una vez que se formó y maduró, lo consiguió. Es un jugador muy a tener en cuenta para todos los torneos, un candidato importante para ganar, al igual que Carlos. Creo que su aparición fue un poco, como cuando aparecieron Rafa y Roger, que entre ellos se iban tirando del carro, hasta que luego entró Novak, que ahora es un poco el que empuja a Carlos y a Sinner. Yo le decía a Carlos el año pasado, cuando Novak ganó el Masters con ese nivel: ‘¿Has visto eso? Ahora lo que tenemos que hacer es entrenar como animales para llegar al nivel de Novak. Jannik lo va a hacer y nosotros lo tenemos que hacer’. Y me respondió: ‘Sí, sí, sí, vamos con todo’. O sea, es una motivación. Es contagio. Entre los tres, y a los demás les tienen que pasar, a Zverev, a Tsitsipas, a Rune, se tienen que retroalimentar”.

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